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La simple verdad

La gente está harta de patrañas y exige verdades. En todos los tiempos y lugares el que expresa la verdad en voz alta, lealmente, causa inquietud entre los que viven a la sombra de intereses creados. La simple verdad -siempre perseguida pero siempre invencible- puede ser peligrosa para quien la predica; pero aunque la acechen a toda hora la intriga y la venganza, el que ama la verdad no la calla, enseñándola a quienes pueden aprenderla. En cambio el vil la silencia para recoger las ventajas que ofrece la complicidad con la mentira; y el cobarde reniega de sus creencias ante el peligro, mintiendo para ganar el perdón de sus enemigos. El pasado jueves 15 la diputada Elisa Carrió, que impulsa la investigación del presunto lavado de dinero, prometió que en un mes se va a saber toda la verdad. Que así sea, porque la veracidad absoluta es más necesaria hoy que en cualquier período anterior de nuestra historia.
Carlos Alberto Parachú