| | cartas La angustia me acerca a la fe
| El evangelio del domingo 11 del corriente me hizo reflexionar. Decía: "...Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del hijo del hombre...". Pensé que, a pesar del llanto, la angustia, el asco y la náusea que sufro por las mentiras y trampas administrativas en un trámite que debió haber terminado hace tres años, tengo que dar gracias a Dios por esa gente. Porque gracias a ellos crezco espiritualmente día a día, porque me acerco más a Dios en la angustia de mi oración, porque el Señor guía mis pasos y me consuela con su palabra. Porque cada vez es menor mi angustia, mi asco y quedaron atrás el miedo y el llanto. Y cada vez es más grande mi fe, mi fortaleza, mi paz y mi gozo en el Señor! María del Carmen Infante
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