Gustavo Conti
Jorge Ribolzi dijo en la conferencia de prensa: "Asumí riesgos importantes, pero lamentablemente el que no asume ciertos riesgos no sirve para nada. Después te podés equivocar, pero hay ciertos riesgos que hay que correr". ¿A qué riesgos se refirió el Ruso? Basta repasar una vez más la formación del equipo en la fúnebre tarde ante Chacarita para darse cuenta. Y esa postura que tomó el técnico de Newell's tiene que ver con la realidad que envuelve al plantel. Muy poca gente para la marca, mucha para pensar en el arco de enfrente. Así planteó Ribolzi el partido. Y esa disposición parece tener más que ver con el material que dispone antes que con la categoría del rival. Entonces, Newell's simuló ser superofensivo y llegó hasta el arco de enfrente, pero resultó terriblemente blando cuando lo atacó un equipo sin demasiada jerarquía. Claro que esa expresión que expusieron los rojinegros en el Coloso, lejos estuvo de suponer un capricho del técnico, sino más bien graficó como nada la realidad de su equipo. Y ese dato quedó ratificado con las declaraciones posteriores a la derrota, en las que asumió plenamente la responsabilidad. Es que Ribolzi mira lo poco que tiene y entonces no le quedan demasiadas opciones. Newell's tiene a Cobelli, Real, Quintana, Saldaña, Manso, Fuentes, Crosa, Vojvoda y Cejas como jugadores a los que se puede considerar de alguna manera hechos, con la cantidad suficiente de partidos en primera como llevar el peso de un partido, pero inclusive no a todos de ellos se los puede considerar como titulares inamovibles. Es un número demasiado pequeño para un equipo que planee aspirar a logros importantes. Porque la Fiera Rodríguez, Almirón, Ponzio, el mismo Mauro Rosales, tal vez Grabinski, Pavlovich y algunos más son por ahora proyectos, y sólo Saldaña o Fuentes, y tal vez Cejas, parecen en condiciones de transmitir experiencia y contagiar personalidad a sus compañeros. Pensar que Reasco pueda solucionar varios problemas es todo un síntoma de la situación. La sangría de jugadores fue demasiada en los últimos seis meses, los problemas institucionales también. Y ahora Ribolzi se verá ante el dilema de cómo plantear el partido nada menos que en la Bombonera. No es difícil adivinar que el Clausura se avisora con perspectivas preocupantes y la situación no se disimula por más que Ribolzi haga su mea culpa.
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