Año CXXXIV
 Nº 49.034
Rosario,
martes  20 de
febrero de 2001
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El agresor de Cabrol es abogado

El abogado que ayer se presentó en el domicilio del futbolista de Colón, Darío Cabrol, y habría golpeado a patadas la puerta de la casa antes de amenazar de muerte al jugador y a su esposa, negó ayer esa afirmación, aunque admitió haber estado en el lugar.
Por otra parte, vecinos del barrio Guadalupe ratificaron la versión del jugador ante las consultas del periodismo e indicaron que ya ocurrió un hecho similar en oportunidad de la derrota de Unión en un partido amistoso ante Sportivo Luqueño de Paraguay, el 2 de febrero pasado.
Fuentes policiales indicaron ayer que el abogado, identificado como Oscar Alberto, se presentó anoche en forma espontánea en la seccional octava de policía y se negó a declarar, ya que se reservó el derecho de hacerlo ante la jueza correccional de la primera nominación, Alicia Doldán.
Alberto admitió ayer que bajó del auto al ver a la esposa de Cabrol fuera de la casa y aseguró que le dijo que se introduzca en la vivienda porque su presencia iba a "traer problemas".
"Vivo a la vuelta de la casa de Cabrol, venía con mis hijos de tomar sol, no fui a la cancha aunque soy hincha de Unión. Estaba la mujer de Cabrol en la puerta, paré el auto, me bajé y le dije: "por favor metete adentro, porque encima de lo que pasó con tu marido, va a traer problemas, estás incitando a la violencia. Aparte tenía una bandera de Colón", afirmó Alberto en diálogo con radio Universidad de Santa Fe.
El abogado negó haber pateado la puerta, consideró que "están dilapidando" su nombre y denunció que "los testigos se fabrican".
"Soy abogado y te digo más, estaba con mis dos hijos. Claro que desde el punto de vista penal los familiares siempre se entiende que declaran a favor. Ahora, si quieren poner 20 testigos, que los fabriquen y los busquen, pero no es así", agregó.
"Dicen que les pateé la puerta -continuó el abogado-. Que vayan a ver la puerta, por favor, que la busquen (a la mujer) y se fijen si la agredí fisicamente. Aparte, si la agredí, ¿por qué no fue al control médico, a la pericia del médico forense?".
Alberto agregó que se presentó a las 20 en la comisaría, que permaneció allí hasta las 23, y denunció que lo privaron de la libertad, que le habían tergiversado la declaración y que sufrió presiones.
"Me presenté a las 20 después de dejar a mis hijos y estuve hasta las 23. Lo llamé al comisario, me privaron de libertad, la sumariante, y tuvo que venir el comisario porque me habían tergiversado la declaración y sufrí presiones de la sumariante, de una mujer, a quien respeto", completó.
El caso convulsionó a la ciudad y fueron varios los móviles de medios periodísticos que llegaron al vecindario para consultar a los testigos.
Uno de ellos, quien se identificó como Martín, indicó que en el momento de la llegada de Alberto se encontraba frente a la casa de Cabrol y vio y escuchó todo lo que sucedió.
"Empecé a escuchar los gritos del hombre, que eran tipo cancha como "hijo de puta, te voy a matar, raza puta", mientras pateaba la puerta. Vive acá cerca y creo que es la segunda vez que hace eso. La primera vez fue después del partidos con los paraguayos", relató el testigo.
"Casi toda la cuadra lo vio -continuó el testigo-. El quiosco de acá al lado estaba lleno de chicos, hinchas de Unión festejando el triunfo, lo vimos tipo escenario, fueron 3 o 4 minutos".
Anoche, Cabrol confirmó el hecho y dijo conocer al agresor.
"Darío estaba en la casa y cuando lo acompañé a hacer la denuncia, este abogado apestaba a alcohol. Hoy salió a decir estupideces, como que mi nuera estaba en ropa interior en la puerta de su casa. Tengo 61 años y no me voy a poner a discutir con este hombre, que anoche me decía, no sé con que intenciones, que tiene problemas familiares porque está separado de la mujer", indicó Fidel Cabrol, el padre del jugador.
El padre del jugador solicitó que se aclare que "cuando Darío estaba por pasar a Colón, ni el técnico de Unión, Nery Pumpido, ni el presidente Angel Malvicino lo quisieron de vuelta en el club".



A Cabrol no le perdonan haber cambiado de vereda.
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