"Desde que comenzó la fumigación de los campos del Resguardo Indígena de Aponte, el 80% de los niños de la comunidad han caído enfermos con erupción, fiebre, diarrea e infecciones oculares..." la denuncia de uno de tantos médicos rurales que trabajan en la cuenca amazónica del sur colombiano operó como un detonador. Como parte del Plan Colombia las fuerzas antinarcóticos fumigan los cultivos ilícitos de coca y amapola con un herbicida que puede provocar "dolor gastrointestinal, diarrea, vómito, congestión o disfunción pulmonar, neumonía y daño o fallas renales", según distintos estudios presentados por ONG's internacionales, y además afectó otros tipos de cultivos lícitos.
Actualmente Colombia provee el 80% de la droga que se consume en Estados Unidos, el alma mater del controvertido Plan Colombia. La substancia en cuestión es el glifosato, uno de los herbicidas más vendidos en el mundo, que es utilizado en Colombia según expresaron fuentes del Departamento de Estado estadounidense al diario holandés Handelsblad. Si bien este herbicida es considerado en el mercado como de bajo riesgo y es muy utilizado en Argentina, no puede especificarse qué nuevos componentes se le han agregado para fumigar la planta de coca y en qué concentración se está utilizando.
La Defensoría del Pueblo recomendó a las autoridades colombianas la "suspensión inmediata" de las fumigaciones de cultivos ilícitos que se realizan desde hace dos meses. La petición fue formulada ayer al Consejo Nacional de Estupefacientes, el organismo que asesora al presidente Andrés Pastrana. Estas fumigaciones no sólo afectaron a la coca y la amapola sino que también atacaron cultivos tradicionales de varias comunidades indígenas -plátano, maíz, yuca (mandioca)- del departamento del Putumayo, al sur del país, según un estudio de campo de la Defensoría.
Las comunidades indígenas Cofanes, Awa, Paeces, Sionas y Pastos del Putumayo se quejaron ante este organismo por el impacto ambiental ocasionado en sus territorios por la fumigación de cultivos ilícitos entre diciembre y enero.
El glifosato
Según un artículo publicado por la doctora Elsa Nivia -quien encabeza un grupo de investigadores que trabaja en Colombia y colabora con el Transnational Institute con sede en Holanda (www.tni.org)- "el glifosato es un herbicida sistémico que actúa en post emergencia, no selectivo, de amplio espectro, usado para matar plantas no deseadas como pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas. Esta substancia, como los productos que lo contienen, son más tóxicos por vía dermal e inhalatoria que por ingestión".
En la página oficial de la Sección de Asuntos Narcóticos, que depende del Departamento de Estado norteamericano (www.usembassy.state.gov), se clarifican las preguntas frecuentes sobre la fumigación de los cultivos ilícitos. A la consulta ¿Cuáles son los herbicidas que se utilizan en Colombia para la erradicación de cultivos ilícitos? se responde: "El único herbicida que se emplea en la actualidad para la erradicación aérea es el glifosato, el cual es uno de los químicos agrícolas de mayor uso en el mundo. El programa de erradicación aérea utiliza menos del 10% del total de glifosato que se emplea en Colombia por año".
En otra de las consultas, en un juego cerrado de preguntas y respuestas, se aclara que "la mayoría de los informes negativos en Colombia relacionados con el uso del glifosato se basan en versiones no comprobadas de campesinos a quienes se les han fumigado cultivos ilícitos". Para la Organización Mundial de la Salud el glifosato es "extremadamente tóxico".
Colombia es el único país del mundo en donde se realiza, como única alternativa, la fumigación de cultivos ilícitos para controlar la producción de estupefacientes. El especialista Ricardo Vargas (www.usfumigation.org) explica que "Colombia, como país productor de hoja de coca y como cultivador de amapola, desarrolló una fumigación intensiva mediante aspersión aérea con el herbicida glifosato desde 1992 y como productor de marihuana desde 1978. A la vez, y violando disposiciones sobre seguridad ambiental y normas sobre manejo de herbicidas, el país ha sido laboratorio para experimentar otros químicos para erradicar cultivos ilícitos como el Paraquat (1978), Triclopyr (1985) y granulados como el Tebuthiuron (1986) e Imazapyr (1998). A pesar de desarrollar una fumigación de coca y amapola entre 1992 y 1999 que sobrepasa el equivalente a 230.000 hectáreas, esto es haber esparcido más de dos y medio millones de litros de glifosato. Colombia es hoy el primer productor mundial de coca y mantiene un área importante de producción de amapola para procesar heroína".
Ningún cultivo a salvo
El diario The New York Times se hizo eco de las denuncias y el último día de enero tituló: "Ningún cultivo se salvó en la guerra de la coca en Colombia". Con fotos de niños colombianos jugando en campos de coca fumigados con glifosato, el diario neoyorquino reflejó los trastornos -"dolor de cabeza, ojos enrojecidos, urticarias y otras reacciones alérgicas en la piel"- que los habitantes de la zonas fumigadas comenzaban a padecer. El Times destacó que en los envases de glifosato vendidos en Estados Unidos se advierte que "no se debe usar este producto de manera que tenga contacto con los trabajadores u otras personas, directamente o arrastrado por las corrientes de agua".
Hasta el momento se fumigaron "con éxito" 29.247 hectáreas de cultivos ilícitos, según el general Mario Montoya, comandante de la fuerza de tarea conjunta del sur encargada de proteger a los aviones fumigadores. "La eficacia fue del ciento por ciento y estamos en condiciones de acabar con los cultivos ilícitos en Colombia", expresó rebosante por el éxito el militar colombiano. En siete semanas se fumigó más que lo planificado para el primer año del Plan Colombia. Se calcula que en Colombia hay cultivadas unas 103.500 hectáreas de coca y otras 6.500 de amapola. Hoy las fumigaciones están suspendidas provisoriamente desde hace dos semanas por orden del gobierno, lo que despertó el airado reclamo estadounidense.