La llegada de los conquistadores españoles a tierras mendocinas tuvo su parte enriquecedora: ellos traían estacas de vid que fueron injertadas a las ya existentes en la región y se lograron variedades únicas. Mucho tiempo antes los huarpes se habían ocupado del cultivo y habían construido canales de agua para irrigar la tierra en su mayor parte árida. Esta preciada actividad agrícola acompañó a los colonos que allí se establecieron.
Hacia 1811 llegó a Mendoza para afincarse un español llamado Antonio Solanilla. Entre sus más queridas pertenencias portaba una estatua de la Virgen sobre una pequeña carroza o carrocilla; su imagen mostraba la figura de la Virgen con un niño en una mano y un racimo de uvas en la otra. Se contaban historias que llevaron a considerarla milagrosa.
Solanilla construyó junto a su casa una pequeña capilla y allí instaló esta imagen de la Virgen de la Carrocilla que no tardó en hacerse popular. El lenguaje regional fue transformando el término "carrocilla" por "carrodilla" y así fue cómo se convirtió con el nombre de Virgen de la Carrodilla en la Patrona de los Viñedos.
La pequeña capilla fue quedando chica para tantos devotos y en 1840 se construyó una más amplia. En 1978 el Santuario de la Carrodilla fue declarado monumento histórico nacional. La provincia de Mendoza la declaró Patrona Celestial de los Viñedos y la coronó con pámpanos y racimos.
Toque de la reja
La Fiesta de la Vendimia se realiza sobre fines de febrero y tiene sus orígenes en las celebraciones que se hacían al final de la cosecha y que consistían en bailes de cuecas o gatos cuyanos, canto y guitarra.
La primera Fiesta de la Vendimia como tal se realizó en 1913 con desfile de carruajes y se cerró con el paso de un grupo de trabajadores rurales que simulaban el regreso al hogar después de la cosecha. En años posteriores decayó el entusiasmo y en 1936 se recuperó la algarabía de esta conmemoración que pasó a ser un ícono de la ciudad de Mendoza.
Uno de los actos más importantes y el más tradicional es el "toque de la reja". En tiempos muy remotos, ésta era la forma de llamar al descanso al mediodía y al atardecer. La reja es el elemento que simboliza al labrador de la tierra y es a quien se dedica este homenaje como verdadero propulsor de la vendimia.
El acto central de la fiesta se realiza en el teatro griego Frank Romero Day, que alberga 22 mil espectadores más otra cantidad similar que se ubica en los cerros circundantes. El amplio escenario principal permite un ángulo de visibilidad de 180 grados y en él se amalgaman notables recursos técnicos y humanos, rayos láser, fuegos artificiales, con la actuación de destacados artistas.
Desde mediados de enero la provincia entera con sus vendimias departamentales ofrece al visitante festivales de música y danza folklórica, espectáculos de destreza criolla, comidas típicas, la intensa actividad en las bodegas y la alegría de las plazas que se colman de gente.
Actos centrales
Una serie de espectáculos se desarrolla durante una semana. Con anterioridad a los mismos, cada distrito elige su reina; luego se hace una fiesta en la cabecera del departamento, para coronar a la que los representará en la elección general en un espectáculo coreográfico, lumínico y sonoro único en el país, que se lleva a cabo en el anfiteatro Frank Romero Day, entre los típicos cerros del piedemonte mendocino.
25 de febrero: a las 21, Bendición de los Frutos: ceremonia oficiada por el arzobispo de Mendoza que se realiza al atardecer. Comienza con la llegada en procesión de la Virgen de la Carrodilla, Patrona de los Viñedos, acompañada por gauchos que le dedican canciones inspiradas en su devoción. Lugar: Prado Gaucho, parque General San Martín, ciudad de Mendoza.