Un especialista en genética de la Universidad de Buenos Aires (UBA) advirtió sobre el riesgo de caer en el "determinismo" de pensar que al conocer el genoma de los seres humanos se esté en condiciones de prevenir o curar cualquier enfermedad, despreciando los factores ambientales intervinientes.
"Una de las conclusiones que me parecen más importantes, entre las publicadas por la revista Science, es aquella que advierte sobre el peligro de que la gente imagine que conocer el genoma signifique conocer absolutamente todo", indicó Alberto Cormick, profesor titular de Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
"Los genes determinan muchas cosas, pero es importante saber que eso está en íntima relación con el medio. No siempre por tener tal o cual gen, a un individuo le va ocurrir una cosa u otra", explicó Cormick.
Después del anuncio del británico John Sulston, la revista norteamericana Science publicó anteayer los análisis preliminares del mapa genético humano realizados por un grupo de científicos de la empresa Celera Genetics donde se previene sobre "la falacia de caer en el determinismo de suponer que todas las características de las personas son implantadas (hardwired) por el genoma".
Cormick indicó que hay enfermedades que no son netamente hereditarias, que pueden tener un componente genético, pero que también tienen un componente ambiental tanto o más importante que debe ser tenido en cuenta. "Esto quiere decir que si a un individuo se le detecta un defecto en algún gen, no podemos decir con un ciento por ciento de seguridad que vaya a padecer la enfermedad correspondiente", afirmó.
"La aparición de una patología, más allá de esa predisposición genética, puede depender de condicionantes ambientales, socioeconómicos, culturales, o de agentes externos que causen enfermedades, como ser las radiaciones, los virus o las bacterias", detalló el especialista.
Cormick reconoció que "evidentemente, el conocimiento total de la secuencia genética de los humanos va a ayudar a prevenir y tratar muchos tipos de enfermedades, pero siempre teniendo en cuenta que muchas son enfermedades complejas, no causadas por la mutación de un único gen, como en el caso del cáncer".
Al ritmo de supercomputadoras
Mientras continúa la polémica sobre el alcance de los descubrimientos, en los últimos días se presentaron en sociedad algunas de las herramientas fundamentales para los científicos. Con una creciente cantidad de datos a procesar, sin ayuda de supercomputadoras no se concibe hoy ningún proyecto científico importante, sea en física, astronomía, genética o medicina.
Enla investigación del genoma humano, tanto en la secuenciación como en la comprensión de los genes, los investigadores precisan de máquinas de cada vez mayor potencia. Así, el consorcio estadounidense IBM, el mayor fabricante de computadoras, ha anunciado para dentro de cuatro años la Blue Gene, o la máquina más rápida del mundo, destinada a descifrar la estructura tridimensional de las proteínas humanas.
Esta supercomputadora será capaz de simular y predecir todos los procesos implicados en la formación de una molécula de proteína, para determinar sus funciones específicas. Blue Gene, según IBM, podrá procesar 1.000 billones de operaciones por segundo. Constará de más de un millón de microprocesadores, cada uno de los cuales procesará 1.000 millones de instrucciones por segundo.
Un papel pionero asumió el médico norteamericano Craig Venter con su empresa Celera Genetics: allí, en nueve meses, 300 autómatas secuenciaron gran parte del código genético humano. Celera afirma asimismo poseer una de las máquinas más rápidas fuera de los organismos del gobierno: una red de 800 computadoras, con la cual pudo poner en orden los resultados proporcionados por los autómatas secuenciadores.