El Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro) se encuentra jaqueado por frentes de tormenta que hacen tambalear sus finanzas. Los abogados Omar Vergara y Luis Carello, asesores legales del Enapro desde la gestión de Carlos Bermúdez, quieren cobrarle al propio ente la friolera de 1.261.000 pesos en concepto de honorarios profesionales derivados de su intervención profesional en la escandalosa rescisión contractual con el anterior concesionario, el grupo filipino Ictsi. "Honorarios viene de la palabra honor, y si reclaman algo debe ser proporcional a su prestación de servicio. Que la gente saque sus conclusiones, pero lo que se sabe es que el conflicto laboral quedó inconcluso y sólo se garantizó la desvinculación con Ictsi", disparó la titular del ente, María Herminia Grande.
Pero además, Grande intentará desactivar otra bomba de tiempo que sigue amenazando la paz social en los muelles rosarinos: el reclamo por la antigüedad laboral que 163 portuarios pretenden mantener en la futura concesión. Es por ello que la titular del Enapro busca "un acuerdo por fuera de los actuales pliegos licitatorios" que lleve tranquilidad al próximo operador del puerto de Rosario. Para ello se estudia indemnizar a los trabajadores con otro millón doscientos mil pesos. Las cuentas del Enapro al rojo vivo.
Tras su regreso de una gira promocional de la licitación en varios puntos de Europa, Grande reveló su descontento con los abogados del propio Enapro, que además de cobrar sueldos mensualmente en el ente ahora quieren percibir honorarios millonarios. "Hay un planteo de honorarios que nos preocupa", lanzó al mostrarse preocupada por la homologación judicial que recibió el reclamo económico de los letrados Vergara y Carello. "Se los ha consultado a estos abogados del Enapro y no quieren bajar sus pretensiones", se quejó. Y remató: "No siempre lo legal es moral".
Negociación con los estibadores
Pero desde el ente se busca además apurar el fin del conflicto que todavía se mantiene con los portuarios. Grande reveló que "se están realizando negociaciones con el Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (Supa) con el fin de sellar un acuerdo indemnizatorio", que beneficiará a los 163 estibadores que reclaman su incorporación al puerto con su antigüedad vigente.
Pero todos estos reclamos y acuerdos dejaron a las cuentas del Enapro en un delgado equilibrio. A fin del año pasado se desembolsaron 600 mil pesos por pago a proveedores, pendientes desde la gestión de Carlos Bermúdez, y resta completar un plan de retiros voluntarios hasta el 2002 para el ex personal del Enapro. De agosto a diciembre en este ítem se desembolsaron ya 250 mil pesos.
El directorio del Ente Administrador del Puerto Rosario (Enapro) regresó días atrás de una gira por Europa donde promocionó la licitación de las terminales locales. Como fruto de ese viaje obtuvieron la promesa del Puerto de Tarragona de que intervendrá en el proceso de concesionamiento del puerto.
Hasta el momento, se vendieron dos pliegos para la licitación. Los dos interesados son empresas locales: SGA y Grupo Rosario, compuesto por las empresas Opsa y Moviport (actual operador portuario de San Nicolás).
La delegación de Enapro que viajó a Europa estuvo integrada por Grande, Miguel Calvo en representación de los productores, José Petersen por las agencias marítimas y Edgardo Moschitta por los importadores.
"Hemos estado con las autoridades del puerto de Barcelona, quienes si bien no se interesaron por la concesión, quieren operar con Rosario en el sector logística y servicios complementarios de nuestras terminales", explicó la funcionaria.
Luego, la comitiva mantuvo contactos con los directivos del puerto de Tarragona y operadores privados de esta ciudad, "en donde el grupo Tarragona mostró su decisión de participar en la licitación", aseguró la titular del ente, y agregó: "Así nos lo hizo saber el presidente de este puerto ibérico, Luis Badía I Chancho".
El periplo promocional del puerto local siguió en Amberes (Bélgica) y en París, donde las tratativas fueron con las empresas Bouygues y Egis Port, operador de Marsella y L'Havre.
La Ciudad
