El gobierno nacional acordó con las provincias afectadas por el rebrote de la aftosa un "plan preventivo" para evitar la propagación del mal. El programa será acordado con los principales países compradores de carne vacuna argentina y presentado al mercado internacional antes de fin de mes. Esos fueron los anuncios divulgados ayer al término de una reunión celebrada en Buenos Aires, presidida por el secretario de Agricultura de la Nación, Antonio Berhongaray, que contó con la participación del ministro de la Producción santafesino, Miguel Paulón, y sus pares de Córdoba, Buenos Aires y La Pampa. A la salida del encuentro, el ministro cordobés, Juan Schiaretti, reveló que las provincias reclamaron asistencia económica para los productores damnificados.
Este encuentro cumbre de las jurisdicciones ganaderas fue el resultado de un par de semanas agitadas en torno al problema de la aftosa, a partir de que varios medios del interior del país, entre ellos La Capital , se hicieran eco de denuncias de productores ganaderos -incluso autoridades pampeanas- dieran cuenta de la existencia de hacienda enferma en sus propios campos y lanzaran duras críticas contra las acciones de control que estaban llevan adelante los organismos oficiales.
El programa "preventivo" contempla la delimitación de zonas de riesgo sanitario. En esas regiones la movilización del ganado se realizará bajo estrictas medidas de seguridad, que incluyen controles serológicos y la aplicación de caravanas (unas tarjetas portables que permiten la identificación de la hacienda), a cargo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
El presidente del Senasa, Víctor Machinea, manifestó que el programa ya fue presentado ante los agregados agrícolas de las embajadas de Estados Unidos y Canadá en Buenos Aires. Como siguiente paso, una delegación técnica del organismo viajará la semana próxima a esos países y a Europa para completar la información.
"El programa preventivo será consensuado con los organismos sanitarios de Estados Unidos, Canadá y de los países de la Unión Europea antes de presentarlo al mercado internacional", dijo el presidente del Senasa, Víctor Machinea. Y agregó: "Estamos dispuestos a introducir los refuerzos preventivos necesarios para mantener la confianza de los mercados".
También se enviarán comisiones técnicas a los países limítrofes, Chile, Brasil, Uruguay, Bolivia y Paraguay, para explicar las limitaciones que el programa preventivo puede imponer al comercio regional de ganados y carnes.
El titular del Senasa explicó que se "delimitarán áreas de alto, medio y bajo riesgo" sanitario para controlar los movimientos de la hacienda entre zonas de extracción, las que limitan con Bolivia, Paraguay y Brasil, y de recepción, que incluye a las jurisdicciones que concentran los grandes volúmenes de ganado, como Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, La Pampa y San Luis, tanto para el ganado destinado a invernada o exportación, vía frigoríficos.
Las zonas de mayor riesgo son las próximas a las áreas de frontera con los países limítrofes "donde se produjeron situaciones sanitarias de riesgo como las que tuvimos que enfrentar nosotros", comentó Machinea.
El funcionario explicó que "no habrá limitaciones para el movimiento de la hacienda" proveniente de la zona de alto riesgo sino obligación de "identificar a los animales con caravanas inviolables, especialmente confeccionadas por orden del Senasa, con sellos de láser que les dan garantías de seguridad". De ese modo, el gobierno nacional hizo suya una propuesta efectuada por el ministro santafesino Paulón hace un par de semanas atrás, cuando comenzó a subir la sensación térmica de la bronca de los productores, ante el riesgo de que la crisis de la aftosa se torne incontrolable.
Plata para los productores
Las urgencias y broncas de los productores tienen un costado económico. La mayoría de los ganaderos respeta el pacto de silencio y niega la existencia del brote, porque obrar en sentido contrario significaría dar marcha atrás con el estatus sanitario del país, que es "libre de aftosa sin vacunación". Tal situación reportaría grandes pérdidas por la clausura de los nuevos mercados que se estaban abriendo para la exportación.
Como contrapartida, mientras la existencia de la enfermedad se mantenga en el terreno de las tinieblas, los productores sufren las consecuencias. Aparecen restricciones para comercializar el ganado y los animales enfermos pierden peso y rendimiento. En los tambos, por ejemplo, se observa una importante disminución de la producción láctea. Ni que hablar del caso que se imponga el sacrificio del ganado. Pero como la enfermedad oficialmente no existe, tampoco aparecen las compensaciones del caso.
El ministro de la Producción cordobés Schiaretti señaló ayer que las provincias reclamaron asistencia económica para los productores que "vean limitadas sus posibilidades de comercialización de hacienda".A su vez vicepresidente del Senasa, Eduardo Grecco, dijo que el ordenamiento de las zonas de extracción y engorde (concentración) del ganado, así como los alcances del monitoreo epidemiológico que realizará el organismo nacional se acordará con los gobiernos provinciales antes de fin de mes.