| | Independiente ganó, pero sufrió como un diablo
| En el último arrebato ofensivo y cuando la despesperación e impotencia lo dominaban por completo, Independiente logró anoche de local un agónico y más que dramático triunfo sobre el dignísimo y casi heroico Almagro 2 a 1. Una corajeada del zaguero Javier Páez, en complicidad con el único error del arquero Damián Grosso, asimismo la gran figura del electrizante cotejo, dieron a Independiente los tres puntos, justo en el segundo minuto de descuento, frente a un rival que le había entablado durísima lucha de igual a igual y que cargaba con la adversidad de dos expulsiones, a los 20 minutos del complemento de Héctor Nuñez y a los 33 de Lucas Sparapani, en ambos casos por fallos muy controversiales del novato árbitro Juan Pablo Pompei. La primera roja fue por un roce con el arquero Rocha y la otra por demorar en un saque lateral. Todo pareció muy exagerado en su severidad y renovó el planteo de siempre: que los equipos chicos siempre resultan perjudicados cuando se miden con los grandes. El nuevo armador Esteban Cambiasso abrió la cuenta para el local a los 36 minutos del primer tiempo, en excelente definición tras un fallido despeje defensivo. Pero para sorpresa general, el volante derecho Gerardo Rivero igualó a los 3 del complemento, también en magnífica definición de emboquillada, luego de error compartido entre Ramírez y Rocha. El par de injustas expulsiones fueron demasiado para Almagro. Cuando la gente del conjunto de Avellaneda era puro fastidio y hostilidad, llegó la punta del botín de Paez a la salida de un centro de Gabriel Milito para apagar un incendio que amenazaba con dejar un tendal y mucha secuela de problemas internos.
| |
|
|
|
|
|
Diario La Capital todos los derechos reservados
|
|
|