El panorama sanitario en torno al mal de la aftosa se complicó la semana pasada a partir de las declaraciones públicas de ganaderos del sur santafesino, La Pampa y Córdoba, quienes salieron a admitir que en sus campos existían animales con la enfermedad y que estaban vacunando. De esta manera rompieron con un pacto de silencio implícito que hasta ahora se había mantenido en vista de conservar la calma de los mercados internacionales. Los ministros de la Producción de las tres provincias más Buenos Aires, admitieron implícitamente la magnitud del problema, pero insistieron en que la situación está controlada y juraron que no se está vacunando en ningún establecimiento ganadero del país. De paso, reclamaron junto con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) un mayor apoyo económico nacional y que se apliquen las medidas necesarias para que Argentina no pierda el status del país libre de aftosa sin vacunación, que tanto tiempo luchó por conseguir. En ese sentido, Miguel Paulón, convocó a las viejas entidades que participaron en el plan de erradicación de la aftosa para que vuelvan a interactuar en el terreno. El secretario de Agricultura de la Nación, Antonio Berhongaray, se comprometió a recibir a los representantes de la carteras productivas provinciales el martes próximo, reunión en la que también participarán los gobernadores de la provincia de Córdoba, Santa Fe y La Pampa para analizar estrategias a seguir.
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