Año CXXXIV
 Nº 49.024
Rosario,
sábado  10 de
febrero de 2001
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Panorama
El peso de las regiones en la estrategia productiva

Susana Merlo

Las reuniones mantenidas en los últimos días por parte de las tres más importantes provincias productoras agropecuarias del país -Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires-, tendientes a unificar posiciones respecto a temas conflictivos comunes, dentro y fuera de la frontera, merecen varias lecturas aunque sin dudas tiene un trasfondo político indiscutible.
Este hecho, sumado a la necesidad de lograr un frente común para abordar realidades puntuales, constituyó el puntapié inicial. Naturalmente, los temas agroindustriales fueron las vedette. La situación del sector lácteo, la crisis frigorífica, la posición ante Brasil o la relación del campo con el banco Nación son sólo algunos de los aspectos que conformaron la agenda.
Al margen del tratamiento de los temas, lo que queda claro es la necesidad de unirse para tratar problemas comunes, y simultáneamente presentar un frente mucho más fuerte para negociar con la Nación en el plano interno. Sin embargo, también comienza a aparecer con bastante fuerza el hecho de que ante ciertas circunstancias internacionales, no siempre las provincias coinciden con la posición oficial.
Esta nueva regionalización tendería en parte a neutralizar los problemas, y también a lograr otro peso político a la hora de adoptar las decisiones nacionales. Dicho de otra forma, lo que muchos sectores reclaman es que en las negociaciones muchas veces prima más el criterio diplomático que los intereses empresarios o sectoriales, que en definitiva son también los de las provincias. Ahora con este tipo de uniones de hecho se intentaría mejorar, aunque sea parcialmente, esta relación.
La necesidad para las provincias es acuciante, por la creciente presión que los empresarios están ejerciendo ante las críticas situaciones que atraviesan muchos de ellos.
Un ejemplo muy claro de esto es lo que ocurre con el sector frigorífico, que también por estos días mantuvo varias reuniones con las autoridades provinciales. Los datos concretos de la realidad muestran que sólo en Santa Fe al menos dos de los más grandes grupos exportadores están en situación más que complicada. Ni hablar del resto.
Y el hecho no puede sorprender demasiado, ya que en agosto del 98 se había declarado la emergencia frigorífica, justamente por una cantidad de elementos que jaqueaban a este sector, entre los cuales la evasión impositiva, las retenciones a los cueros crudos, la presión fiscal y las demoras en la devolución del IVA exportación eran algunos de los temas que encabezaban las demandas.
Tras más de dos años, prácticamente el listado sigue siendo el mismo, con el agravante que debido a los problemas sanitarios internacionales como el de la vaca loca, los precios del producto en el mundo registraron un brusca baja que los ubica entre los más flojos en muchos años.
Ante esto, no es de extrañar la desesperación empresaria y la presión que ejercen sobre los funcionarios en los distintos niveles.
De hecho, también reclamaron a la provincia, por ejemplo, por la eliminación de gravámenes de algunos insumos básicos como la energía eléctrica o por la eliminación de las aduanas internas, figura casi alegórica con la que se pretenden definir los peajes que muchas intendencias cobran para lograr que les cierren las cuentas. Aunque pretenden hacerlos aparecer como tasas de servicio que obviamente no son tales.
Sin embargo, este tema determina diferencias sustanciales de costos, ya no entre una y otra provincia, sino directamente entre una u otra localidad. Pero al margen de que eventualmente el intendente de turno salva su cabeza, esta práctica sólo sirve es para complicar la evolución empresaria y encarecer el costo de los productos haciéndoles perder competitividad, especialmente en la exportación.
Por eso, también la regionalización puede significar un avance que permita, al menos dentro de una área específica, homogeneizar criterios y hasta tratamientos administrativos.


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