Año CXXXIV
 Nº 49.024
Rosario,
sábado  10 de
febrero de 2001
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Los sensores en las salidas de Rosario siguen levantando polvareda
En la ruta 34 las multas las hace un empleado comunal con largavista
Ocurre a la altura de Luis Palacios. El cartel dice "radar automático", pero en rigor las infracciones las registran a ojo

Daniel Leñini

Uno de los deberes del Estado, se supone, es no intentar engañar a los ciudadanos. Cosa que no ha de suceder en Luis Palacios, seguramente, a no ser que la Municipalidad tenga como empleado a un robot. La localidad, 30 kilómetros al norte de Rosario, recibe a los automovilistas con un cartel que avisa: "Radar automático", pero resulta que la única cabina -150 metros más adelante- está habitada por un agente provisto de largavista, planilla y la siempre necesaria birome, con la cual levanta las multas a los automovilistas.
El hombre, apostado, se ataja: "No hacemos otra cosa que registrar a los autos que se adelantan violando la doble franja amarilla; en este pueblo hubo más de 100 accidentes, numerosas muertes, y la repetición de este triste récord es lo que se trata de evitar".
Los radares cercanos a Rosario, disparadores de 50 mil multas en el último año y medio, siguen dando que hablar. Algunos autorizados y otros no, arma recaudatoria de las comunas o eficaz sistema de control, se reparten a lo largo de las rutas nacionales 33 (a Venado Tuerto), 9 (Córdoba) y 34 (Santiago del Estero). La furia de los automovilistas se levanta a medida que el correo toca a la puerta y deja las multas.
Los habitantes de San Genaro, ciudad a 60 kilómetros de Luis Palacios y también a la vera de la ruta 34, están que vuelan: "Llegan entre 10 y 20 infracciones por día provenientes del falso radar de Luis Palacios. Lo mismo están sufriendo Totoras, Salto Grande, Centeno, y pronto le va a tocar a Rosario".
Silvia Strappa, una de las pocas abogadas del pueblo, dice: "Las multas son por traspasar la línea amarilla pero también por exceso de velocidad que no sé cómo determinan, ¿será a ojo de buen cubero? Son de 100 pesos pero aumentadas a 300 si se deja pasar el primer pago voluntario. Una barbaridad, la gente se alborota y quiere saber de otra forma de solucionar el problema".
El empleado de la cabina de Luis Palacios -localidad también conocida como Estación La Salada-, reacio a dar mayores detalles, recomienda ir a entrevistar al juez de faltas, aunque confirma y admite el valor de las infracciones. Pero no deja pasar la oportunidad para dar cuenta que apenas inició el trabajo, unos meses atrás, "había un promedio de 70 infracciones por día y en cambio ahora la gente se cuida y no se registran más de 15. Eso es un avance", razona.
El intendente de Luis Palacios -1.200 habitantes-, Elbio Biyovich, no tardó en ser encontrado por La Capital: "Tenemos todas las autorizaciones y permisos para instalar el radar pero quisimos evitarlo, empezar con un agente y ejercer algo de docencia -explicó-. Es un drama el que vivimos en este pueblo donde hubo 132 accidentes desde 1998, con 18 muertos. No queremos robarle la plata a la gente, sino parar con toda esta locura", aseguró.
El jefe comunal precisó que "ayer mismo (por el jueves) se produjo el último accidente: un camión se adelantó e intentó pasar a otro, una mujer que venía de frente se asustó, frenó y resultó arrastrada por el auto que tenía atrás".
Los carteles del radar son recientes, aseguraron habitantes del pueblo, pero Biyovich no se detuvo a aclararlo, parecieron preocuparle otras cuestiones. "No me importan las críticas si con mi actuación logro bajar el número de accidentes; ese es mi mayor interés. Vaya y hable con los médicos del Samco y el personal de la ambulancia, le van a saber dar cuenta del espanto que estamos padeciendo", afirmó.
"Hay automovilistas que siendo las 19 pasan por la ruta con las luces apagadas, camioneros que entran al pueblo a 115 kilómetros. Nuestros vecinos no pueden subir tranquilos a la ruta, ya que al poner primera y segunda ven venir a los camiones a más de 100 kilómetros que empiezan a hacer señales de luces, tocar bocina y lo que menos hacen es bajar la marcha. Esta es una ruta muy transitada, llega hasta Bolivia, y no sabemos cómo parar a los camiones".



Un radar diferente: apenas largavista, reloj y una planilla.
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Triste estadística: 132 accidentes y 18 muertes
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