Año CXXXIV
 Nº 49.021
Rosario,
miércoles  07 de
febrero de 2001
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Mirada lejana

Cecilia Mendoza (*)

La miopía es un defecto visual que dificulta ver los objetos lejanos con total nitidez. Esto se debe a que los rayos provenientes del infinito forman el foco delante de la retina, cuando en realidad deberían hacerlo justo en ella como en el ojo normal.
Las personas miopes ven mal los objetos situados a una cierta distancia, pero bien los de visión cercana. Además la forma del globo ocular tiende a ser más largo que la de un ojo normal. No es una enfermedad, aunque sus orígenes o causas no han sido aún confirmadas.
Estudios etnológicos y sociológicos, además de científicos, han venido a demostrar que la miopía se produce con frecuencias diferentes, según culturas determinadas, tipos de actividades, razas y ecosistemas.
Existe un mayor porcentaje de personas miopes en la raza oriental, y mas aún en aquellos que cursan estudios superiores, con trabajos de lectura intensos. Los factores hereditarios también intervienen sustancialmente en su desarrollo, existiendo un tipo de herencia variable.
Está demostrado que en las ciudades hay mayor cantidad de miopes. Especialistas norteamericanos apoyan la teoría que existen factores externos en su aparición, entre ellos, mayores hábitos de lectura, escolarización, estudios superiores, labores con visión próxima.
También incide el tipo de dieta como causa directa de la miopía. La carencia de ciertos elementos nutritivos -vitaminas, proteínas, aminoácidos- favorecen su aparición, pero no se han obtenido evidencias dignas de ser mencionadas, aunque se comprobó que los miopes tienen cierta disminución de calcio en la sangre.
Los estados emocionales, las enfermedades cardiovasculares y gastrointestinales, y el estrés emocional relacionado con los problemas visuales, favorecen la aparición del defecto. Es además curioso comprobar que una gran parte de los miopes parecen tener ciertos aspectos de su personalidad parecidos: introvertidos, tranquilos, intelectualmente concentrados, inhiben sus actitudes agresivas.
Los datos obtenidos a partir de los estudios clínicos experimentales sugieren que la retina es el lugar donde se encuentra la clave de la miopía, siendo responsable del 5 al 10 % de todas las causas de ceguera legal en los paises desarrollados. En consecuencia existen evidencias de que la prevalencia de la miopía ia crecerá indefectiblemente en las próximas décadas.
El síntoma típico de la miopía es la mala visión lejana. Por esta razón el miope se acerca a los objetos o entorna los párpados para mejorar su agudeza visual. Sin embargo, durante la noche la visión empeora debido a la dilatación de las pupilas.
La buena visión cercana y defectuosa lejana tiende a crear en el miope un carácter mas retraído con más aficción a la lectura que a las actividades al aire libre.
La miopía simple de baja graduación cursa sin otras anomalías oculares, y en miopías elevadas, las enfermedades que pueden ocurrir son el glaucoma, las cataratas, maculopatias y desprendimiento de retina.
El síntoma que mayor ansiedad produce es la visión de mosquitas como consecuencia de las alteraciones que sufren los líquidos internos que contienen el globo ocular.
La maculopatía miópica es más frecuente en mujeres adultas con miopías superiores a las 10 dioptrías. Por estos motivos, las personas con miopías superiores a 6 u 8 dioptrías deben ser controlados periódicamente de su presión ocular y un estudio detallado del fondo de ojo.
El tratamiento de la miopía se basa en la corrección del defecto con gafas o lentes de contacto para mejorar la disfunción.
Si se coloca una lente divergente delante de la visión, desplaza la imagen sobre la retina para recuperar la visión de lejos.
En miopías superiores es útil la prescripción de unas segundas gafas con menos graduación para trabajos prolongados de cerca. No se debe despreciar la capacidad de los miopes superiores para ver pequeños objetos a distancias muy cortas.
Lentes de contacto
Los miopes constituyen el 80% de las personas corregidas con lentes de contacto. El uso de lentes de contacto, además de las ventajas cosméticas y físicas, mejora la capacidad visual en proporción al grado de la miopía.
En miopías inferiores a 1 dioptría no son aconsejables las lentillas, pues las ventajas ópticas respecto del anteojo convencional son escasas, únicamente se adaptarán si la persona se resiste a usar anteojos aéreos. Las indicaciones comienzan a partir de 1 dioptría. En altas graduaciones la agudeza visual es mucho mayor que con las gafas convencionales.
En casos de grandes diferencias de graduación entre un ojo y otro, las lentes de contacto constituyen el mejor método correctivo, ya que si se usan gafas, existen las desventajas del peso y el efecto prismático, que son eliminadas con el uso de las lentillas.
Otra de las ventajas es que la lente de contacto tiene menor potencia que la equivalente colocada en una gafa. Esto es muy positivo en el caso de preocupación excesiva por el número de dioptrías.
La personalidad y sensibilidad del paciente, la potencia que ha de corregirse y la agudeza y el rendimiento visual, son factores que están interrelacionados y de suma importancia para el contactólogo a la hora de evaluar el tipo de lentilla adecuada a la receta.
El principal objetivo del profesional debe orientarse a la aceptación y satisfacción del paciente adaptado, y en todos los casos se considerarán los factores de tolerancia, rango de corrección y función visual.
Inicialmente la lente blanda es la mejor tolerada. Casi el 100% de los pacientes a los que se les da a elegir entre una lente blanda a una rígida, siempre eligen la blanda. En la actualidad se comercializan lentes de contacto blandas de uso continuo mensual con alta transmisibilidad de oxígeno a la córnea, que incluso se pueden dormir con ellas. Este tipo de lentillas representa una solución efectiva en comodidad y practicidad ya que no necesitan mantenimiento y pueden reemplazarse transcurridos los vencimientos.
(*) Contactóloga.


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