Año CXXXIV
 Nº 49.021
Rosario,
miércoles  07 de
febrero de 2001
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Boca sigue con su costumbre
En esta oportunidad se aprovechó de River en Mendoza. El gol del equipo de Bianchi lo anotó Herrera

En invierno o en verano, con los chicos o con los grandes, Boca sigue dándole dolores de cabeza a River. En esta oportunidad el escenario fue el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, donde el equipo de Bianchi derrotó 1 a 0 a su rival con gol del pibe Herrera.
Cuando el partido apenas despertaba River insinuó un poco más. La triangulación entre Ortega, Ludueña y Damián Alvarez evidenciaba ciertas flaquezas en la defensa xeneize, y como el mediocampo tampoco contenía todo se hacía más difícil para el equipo de Bianchi.
Un cabezazo de Pereyra que se fue alto y una aproximación de Cavenaghi fueron los primeros avisos del conjunto millonario. Boca, bien gracias. Pero el fútbol es lindo por ser tan imprevisible. Boca no merecía ni por asomo ponerse en ventaja, pero... A los diez minutos Villarreal tomó la pelota en la medialuna, asistió a la perfección a Gaitán y el riojano la picó ante la salida de Costanzo, coronando la jugada el chico Herrera que llegó a empujarla.
Después del gol el desarrollo fue otro. Porque Boca se asentó en la cancha, ajustó las marcas, y tanto Gaitán como Pérez empezaron a mover el andamiaje xeneize.
Entre los más pensantes -Pérez y Gaitán- hacían circular la pelota, Delgado se encargaba de enloquecer a la última línea millonaria. Boca comenzaba a justificar el triunfo, pero River rápidamente se encargó de echar por tierra dicha suposición, aunque estaba claro que con eso solo no alcanzaba. Los merecimientos había que plasmarlos en la red.
No menos de cuatro fueron las situaciones -especialmente luego de la expulsión de Villarreal, a los 37'- de las que dispuso River para lograr el empate, y no lo hizo. No sólo por falta de puntería sino porque debajo de los tres palos estuvo el Pato Abbondancieri, quien se encargó de enterrar todos los merecimientos de River.
En los segundos cuarenta cinco minutos, River debía hacer pesar el hombre de más para lograr el empate, pero no le fue tan sencillo. Unos desbordes de Cuevas y Ortega terminaron desperdiciados por el pibe Cavenaghi y Asencio. A todo esto, los dirigidos por Bianchi sólo atinaron a esperar y en los pies de Arce tuvo la oportunidad de estirar el resultado.
River tenía todo para empatar, y hasta pudo haberlo ganado, pero era más voluntad que fútbol. Al final, la racha negativa ante Boca no lo abandonó ni en el verano.
El duelo de los bajitos quedó anoche en Mendoza para Boca Juniors, y al igual que en la mayoría de los clásicos cuando juegan los equipos titulares el resultado favoreció al conjunto de la Ribera.


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