| | La sensación térmica en la ciudad trepó a los 44 grados
| A la gente que ayer por la tarde estuvo a la intemperie, seguro le ardió la cara y el resto del cuerpo. La sensación térmica trepó a los 44 grados, mientras que la máxima temperatura real fue de 36,5. El centro quedó casi vacío debido al calor insoportable. Quienes debieron trabajar y los que no pudieron evitar pasar por la zona céntrica rosarina fueron verdaderas víctimas de la temperatura ambiente. La columna mercurial fue in crescendo a medida que transcurría la tarde. Y llegó a los 36,5 grados, a las 17. El testimonio de los especialistas de la estación meteorológica del Aeropuerto Internacional Rosario fue contundente. "No se podía caminar por la plataforma hasta llegar al abrigo (donde se anotan las marcas)", dijeron. Los rosarinos, mientras tanto, fueron sorprendidos por la altísima temperatura en plena jornada laboral. En rigor, sólo los que pudieron se tomaron un respiro en el río o la pileta. El resto de la gente debió conformarse con alguna bebida helada, y enfrentar al calor como pudo. Camisas y vestidos empapados fueron moneda corriente entre quienes venían de la calle. Toda una evidencia del infierno que se vivía en el exterior. En las oficinas y locales con aire acondicionado, trabajar fue ayer más placentero que otros días. "Hasta quiero quedarme hasta altas horas reponiendo mercadería", fue el comentario de un empleado de un conocida cadena de supermercados. Los teléfonos de Meteorología sonaron para preguntar sobre la posibilidad de una tormenta. La respuesta del personal de turno fue: "Chaparrones aislados, mejorando el jueves o el viernes". En buen romance, una típica tormenta de verano. También los curiosos se preocuparon por saber si se estuvo ante la presencia de la temperatura más alta del año. La respuesta fue no: el 6 de enero la sensación térmica superó los 46.
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