El niño sudafricano Nkosi Johnson, uno de los pacientes que más tiempo sobrevivió luego de nacer con sida, cumplió ayer doce años, pero su crítico estado de salud le impidió asistir a las fiestas de cumpleaños organizadas en su honor.
Johnson, nacido de una mujer negra seropositiva al virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que sucumbió de la enfermedad de 1997, y adoptado hace dos años por Gail Johnson, una mujer blanca de Johannesburgo, seguía en estado semicomatoso y el pronóstico acerca de la posibilidad de una recuperación sigue siendo remoto.
Cuando Nkosi sufrió una embolia y un colapso en su casa el mes pasado, los médicos le diagnosticaron daño cerebral y diversas enfermedades virales, declarando que nada podían hacer por el niño. A partir de ese momento, cuando Gail Johnson lo llevó nuevamente a su casa, decenas de personas, incluyendo políticos de alto rango, comenzaron a desfilar ante la cama de este niño convertido en el más querido del país.
Su cumpleaños no pudo ser festejado plenamente aunque siguió recibiendo muestras de afecto. Nkosi permaneció ayer en casa tras haber recibido la visita de sus amigos de un hogar para mujeres y niños pacientes de sida creado por él y su madre adoptiva.
Activista
Nkosi pasó gran parte de su vida marcado como huérfano, paciente y activista del sida. Junto con su madre adoptiva, ganó un pronunciamiento de la Corte Suprema permitiendo a niños con sida asistir a la escuela, luego de un rechazo inicial para asistir a la escuela primaria local.
En un reciente documental televisivo, este niño de voz suave habló francamente de la enfermedad que deberá acabar con su vida y la de unos cuatro millones de sudafricanos seropositivos que inevitablemente deberán convertirse en sidosos.
Cuando en Sudáfrica se celebró hace seis meses la Conferencia Internacional del Sida, Nkosi, en un discurso, abogó por la entrega por el gobierno de drogas antisida a mujeres embarazadas, para prevenir la transmisión del mal a sus niños.
Se estima que en Sudáfrica nacen cada día al menos 200 bebés portadores del virus -alrededor de 700.000 por año-, el 25 por ciento de los cuales no sobrevivirán más allá de su segundo cumpleaños.
El gobierno decidió recientemente entregar la droga antisida Nevirapine a las mujeres embarazadas en las nueve provincias del país, en un intento de detener el avance de esta mortal enfermedad.
La Ciudad
