Más del 53% de las empresas sufrió fraudes durante el 2000

Más del 53 por ciento de las compañías argentinas manifestaron haber sufrido hechos fraudulentos o de corrupción por parte de los propios empleados durante el año 2000, aunque se prevé que la situación mejorará este año, según un estudio privado.
La investigación realizada por la firma internacional KPMG se basó en una encuesta de iguales características a otra realizada en el Brasil, donde el problema es mayor, ya que el 81 por ciento de los encuestados sufrió algún tipo de fraude o acto de corrupción durante el año pasado.
Desde la sustracción de dinero de una caja de valores o la falsificación de cheques por parte de un empleado, hasta el más sofisticado espionaje industrial y el cada vez más habitual simulacro de siniestro para cobrar póliza de seguro cometido por particulares, fueron actos que representaron un golpe para las economías de las empresas, indicó el escrito.

Creció el número de damnificados
La investigación incluyó consultas a mil hombres de negocios de primera línea, seleccionados entre las empresas de mayor facturación en la Argentina. La cantidad de compañías que sufrieron algún tipo de fraude aumentó respecto de 1999, pasando del 42 al 53 por ciento.\Sin embargo, hay lugar para el optimismo, ya que el 15 por ciento de los consultados estimó que los niveles de corrupción bajarán durante el transcurso del año 2001, a diferencia de los resultados del mismo estudio realizado el año pasado, donde hubo sólo un ocho por ciento de respuestas optimistas, señala el informe.\"El tema de la corrupción es clave para gobiernos nacionales, provinciales y municipales, para empresas y sociedades. Se trata de un mal que viene desde los orígenes de los tiempos y todos debemos trabajar para reducirlo a su mínima expresión, porque lamentablemente, erradicarlo es prácticamente imposible", reconoció Héctor Filgueira, socio de KPMG.\Este es el tercer año que la consultora realiza la encuesta y por primera vez se detectó como un problema serio el espionaje industrial, que desplazó a los incentivos confidenciales como la mayor causa de fraude en el nivel gerencial.