| | El clásico de La Plata Gimnasia fue más sólido y se quedó con el triunfo
| Con una sólida actuación, Gimnasia y Esgrima le ganó ayer merecidamente por 2 a 1 a un deslucido Estudiantes, en lo que fue el clásico platense del verano, y se adjudicó ante una gran concurrencia la Copa Municipalidad de La Plata. Arrancó siendo interesante, con mejor trato de pelota del equipo de Griguol, mediante una buena tarea de Messera acompañado por el Yagui Fernández y el constante asedio de los puntas Enría y Sava. Estudiantes se mostró impreciso, desconcertado atrás, con una alarmante lentitud del central Brown, y arriba sólo el despliegue del Tano Piersimone para complicar a sus marcadores. En ese lapso Gimnasia consiguió el primer gol, a los 14, después de una buena triangulación entre Messera, Sava y el uruguayo Sanguinetti, que sometió a Tauber. Siguió mejor el Lobo, pero a los 22, Piersimone guapeó un centro, descolocó a San Esteban y después con toque sutil sometió a Hernando. A partir de ahí el partido se hizo aburrido, muy cortado, con interrupciones a granel, producto de que ninguno de los dos dejó espacios. Por momentos perdió hasta la emoción. A los 34, Messera se perdió un gol increíble al elevar el disparo final. Pero en tiempo de descuento Gimnasia llegó al segundo por intermedio del Yagui Fernández, coronando un centro enviado desde la derecha por Sanguinetti. Tras el descanso fue Gimnasia el que comenzó a rondar el área rival con un juego mucho más claro y efectivo. A los 4, otra vez Messera se perdió una clara ocasión desviando el remate final después de una precisa habilitación de Sava. Enseguida Tauber salvó milagrosamente con una pierna un cabezazo de Enría. El equipo conducido por Craviotto siguió sin encontrar el rumbo, además sumó una alarmante inoperancia ofensiva acrecentada por la expulsión del uruguayo Bergara. Cuando caía el telón y con Estudiantes jugado en ataque, Gimnasia metió un contragolpe que el arquero Tauber, con un manotazo sensacional, alcanzó a desviar el tiro de Sava. De tanto ir y chocar ante la defensa tripera, sobre la hora, el Tecla Farías tocó suave ante la salida de Hernando y la pelota caprichosamente rebotó en el palo derecho, recorrió la línea del arco y se fue junto al otro palo, frustrando lo que hubiera significado otra historia. El clásico de la ciudad quedó para Gimnasia, y la copa en juego también. Se hizo justicia.
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