Dina Kraft
Kafr Kassem, Israel. - En las comunidades árabes en todo Israel la idea de un boicot parece ganar fuerza en la víspera de las elecciones para primer ministro. Según las encuestas, cerca del 60% de los electores árabe-israelíes no acudirá a las urnas el martes, lo que constituye un duro golpe para el primer ministro laborista Ehud Barak. Los candidatos del Partido Laborista normalmente apuestan al voto árabe, pero ahora 1,2 millón de ciudadanos israelíes árabes prefieren no dar su voto como indicación a los laboristas de que ya no pueden considerar su apoyo como incondicional. Líderes árabes reconocen que con esta medida política también ayudan a Sharon, a quien muchos desprecian, y socavan las posibilidades de sus hermanos palestinos de crear un Estado. Sin embargo, los árabe-israelíes creen que es momento de prestar atención al interés más apremiante de la comunidad: poner fin a décadas de discriminación y negligencia de los gobiernos israelíes. "La cuestión principal para los árabes israelíes empieza a ser su ciudadanía, su status en Israel", dice Jafar Farah, director del Centro Mussawa, un grupo de protección de los intereses de los árabes. "La gente dice que de ningún modo se establecerá un Estado palestino en los próximos años, pero que nosotros seremos ciudadanos aquí siempre", agrega Farah. El boicot, apoyado por los dos principales partidos árabes, es parte de una estrategia a largo plazo para la creación de una fuerza política, dijeron legisladores árabe-israelíes. "Es un mensaje claro para Barak y Sharon de que los árabes tienen una posición política independiente", afirma el legislador árabe Taleb as-Sana. "Queremos dar una descarga eléctrica al sistema político". Los árabes de Israel ni siquiera consideraron cambiar de opinión ante las solicitudes de funcionarios de la Autoridad Palestina para que abandonasen el boicot y apoyaran a Barak, quien ofreció que el Estado palestino podría extenderse a la mayor parte de Cisjordania y la Franja de Gaza.
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