Año CXXXIV
 Nº 49.018
Rosario,
domingo  04 de
febrero de 2001
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Mercados
Nada mejor que la libertad, ni peor que la intervención
Detrás de la baja de las tasas en EEUU se esconden otros problemas difíciles de superar en el corto plazo

Salvador Di Stefano

La intervención recurrente en la política económica estadounidense hizo que en esta oportunidad la Reserva Federal tenga que salir a actuar como un bombero y en apenas 27 días bajo un punto la tasa de corto plazo.
Cuando se actúa como bombero quiere decir que hay un incendio y eso no predice nada bueno. Es más, implica que detrás sí hay un serio problema y por ende dejará consecuencias difíciles de superar en el corto plazo.
Estados Unidos vivió un período de expansión económica muy importante que llevó a que las empresas se sobreexpandieran, y por ende, invirtieran en exceso. Esta inversión no se apoya en ahorro genuino sino en crédito bancario, sustentando su repago en una economía con flujos de fondos crecientes.
La caída en la actividad económica de Estados Unidos en el marco de un dólar muy fuerte que no permite que sus productos sean competitivos y una suba de la tasa de interés persistente, llevaron a que la economía estadounidense mostrara una fuerte desaceleración que podría derivar en una recesión.
Esto cambió los flujos de fondos de las empresas norteamericanas que encuentran dificultad para pagar sus créditos y trasladan sus problemas al sistema financiero. En este contexto, la Reserva Federal busca descomprimir el escenario económico bajando la tasa de corto plazo e interviene en el mercado creyendo que con la sola voluntad cambiará las expectativas.
En verdad, el actual momento que vive Estados Unidos no se sobrelleva con un cambio de expectativas. La sobreinversión ya fue realizada y ahora el mercado naturalmente debe reacomodarse al nuevo escenario económico, con lo cual debe venir una lógica reversión del ciclo económico.
Toda medida que trate de anteponerse al ciclo, difícilmente pueda interrumpir el devenir lógico que debe atravesar el mercado. En este escenario de menor actividad la baja de los ingresos se acentuará y el superávit de las cuentas públicas estadounidenses disminuirá, pero si a esto le sumamos una baja de los tributos seguramente el superávit caerá más de lo esperado y las perspectivas de rescatar la deuda podrían desaparecer, lo que afectaría las expectativas de una baja en la tasa de los bonos del Estado.
Si el mercado llega a sospechar que Estados Unidos disminuye considerablemente el superávit, los consumidores, lejos de gastar, incrementarán sus ahorros ya que verán por delante un escenario de tasas crecientes, a pesar de que en el corto plazo los impuestos disminuyen. Ya que si Estados Unidos ve que desaparece el superávit, la intervención en los mercados de deuda no se demorará y esto impactará negativamente en una economía con crédito escaso y con problemas. En base a estos datos se podría sacar como conclusión que:
Estados Unidos representa un cuarto de la economía mundial y una recesión en este país afectará al resto de los países del mundo en mayor o menor medida.
La baja de los tipos de interés es momentánea y en la medida que Estados Unidos no mantenga los niveles de superávit presupuestarios hasta ahora conseguidos la tasa podría volver a subir.
Un mayor grado de intervención en la economía, no modificará el escenario económico. Se necesita bajar el gasto público y desregular los mercados para luego proceder a rebajas de impuestos, manteniendo los superávits actuales, tal como lo aclaró Greenspan.
El primer país del mundo debería dejar que la tasa de interés se fije libremente en el mercado y no manipular la fijación de la tasa para hacer que los agentes económicos actúen como manada, al compás de lo que dictamina el mandamás de la Reserva Federal.
Una vez más quedó demostrado que la intervención del Estado sólo lleva a que la economía no pueda tener una buena performance. Esto debe ser una lección para los países del mundo, se necesita "menos gobierno y más sector privado".

El impacto en Argentina
Argentina quedó atada a la suerte de Estados Unidos. Cuanto peor les vaya, mejor le irá a la Argentina. Si el Gran hermano entra en crisis, su moneda se devaluará y se depreciará el peso, lo que se transformará en una ventaja competitiva.
En lo que respecta a los mercados, más del 50% de nuestra deuda está en dólares y ante una baja de tasas el beneficio será directo. Si a esto le suma la devaluación del dólar, permitirá a la Argentina mayores exportaciones y el repago también se hará más razonable, por lo cual también se podrán atraer mayores inversiones.


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