Cumplió con los pronósticos. Inglaterra, campeón de la edición 2000 y candidato a revalidar el título, debutó en el Seis Naciones con un triunfo contundente ante Gales por 44 a 15 en el Millenium Stadium de Cardiff. El conjunto de la rosa fue un equipo equilibrado, con forwards que siempre fueron hacia adelante, con una pareja de medios inteligente que supo manejar los hilos del partido y una línea de backs con muchísima movilidad y letal a la hora de definir. Gales arrancó el partido con la intención de llevarse por delante a su rival y rápidamente se instaló en terreno anglosajón. Los primeros minutos transcurrieron en ese campo y Gales tuvo una clara oportunidad para desnivelar con una pelota que entró en el ingoal, pero Ben Cohen anuló y después el peligro se disipó. Recién ahí Inglaterra logró hacerse de la pelota y con la posesión de la misma la cosa cambió. Cada uno empezó a trabajar su libreto y no se dieron tregua. La balanza se equilibró, hasta que apareció Wilkinson. El apertura inglés quebró la línea de ventaja, juntó la marca de dos hombres, habilitó a Greenwood para que este marcara el primer try del partido y estableciera la primer diferencia. Lejos de contentarse Inglaterra siguió buscando y moviendo la pelota encontró un hueco por una de las puntas. Greenwood fue nuevamente el verdugo. Fue entonces cuando Gales se vio obligado a salir a buscar el ingoal visitante, pero lo hizo en forma desprolija. Un penal de Neil Jenkins les permitió acortar las diferencias. No obstante el trámite comenzó a hacérsele más fácil a Inglaterra, primero porque sus forwards conseguían pelotas más limpias y después porque en el duelo de aperturas Wilkinson demostró ser más inteligente que su par galés. Pero también Inglaterra se descuidó y lo pagó caro. Una avivada, un try. Rob Howley aprovechó un hueco que él mismo fabricó con un amague para apoyar en la bandera y en cierta manera el medioscrum llevó algo de justicia al marcador. Matt Dawson no se quedó atrás y devolvió la gentileza casi de la misma manera. Después la inteligencia del 9 inglés para jugar pegado a sus forwards a la salida de las formaciones y aprovechar los espacios volvió a tener sus frutos en el último try del primer tiempo. El susto inicial quedó muy atrás. Inglaterra dominaba la escena y daba los golpes en los momentos justos. Cerró el primer tiempo y abrió el segundo vulnerando el ingoal galés. Greenwood marcó el tercero de su cosecha personal y estiró aún más las diferencias en el marcador. El dominio inglés fue total y esa supremacía la supieron volcar al marcador. Inglaterra jamás se apartó del libreto y siguió sumando. Ben Cohen, apelando a su gran velocidad, se hizo paso entre los forwards galeses para marcar el séptimo try de Inglaterra, que hacía rato había liquidado el pleito. Tanto fue así que el try de Scott Quinnel no varió para nada el panorama, sólo sirvió para que Neil Jenkins tras la conversión logre el récord de ser el primer jugador en la historia en superar los 1000 puntos en partidos internacionales.
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