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Las trampas de las tarjetas

Estoy esperando ansiosa de nuestros gobernantes la noticia: "Reventemos al
pueblo así podemos robar con más libertad y tranquilidad". A veces me parece que a los argentinos no les corre
sangre por las venas. El 25 de enero de este año leí en La Capital que podrán
ejercitar más rápido a los morosos de tarjetas. Los bancos estarán habilitados a hacer un juicio contra el deudor sólo con el resumen impago de la cuenta. Ya de por si, las tarjetas son un mal, a veces necesario, pero, ¿no les basta con lo que lucran? El pueblo debería tirárselas en la cara y veríamos qué sucede si todos se las devolvieran. Lo que tendría que hacer la comunidad ante la inmensidad de sinvergüenzas que nos gobiernan es, sin violencia,
en paz, con calma, denunciar todo atropello a los ciudadanos. No a las
tarjetas. No a las transas y coimas, en ningún caso. Me pregunto, ¿qué harían las tarjetas de crédito sin los usuarios y los bancos sin los clientes? Además, cuando a los comerciantes no le abonan en tiempo las ventas efectuadas con tarjetas de crédito, ¿a quiénes se les cobra los intereses de la mora? No hay ningún legislador que salga en defensa del comerciante.
Martha López de Taboada