La situación en el sector agropecuario sigue sin cambios y esto involucra tanto las alternativas operativas como las modificaciones en los cuadros oficiales. Hasta el clima sigue muy alterado en esta temporada y determinó que varias provincias -Santa Fe es una de ellas-, se vieran obligadas a decretar urgentes emergencias agropecuarias. En este caso, debido a las fuertes lluvias y granizos en los departamentos del sur y sudoeste. Esto, de todos modos, no abarca la totalidad de los problemas que el clima viene provocando en distintas zonas como el noroeste aunque vale decirlo, en otras está resultando bastante beneficioso.
Y es justamente este tema, junto con el de la sanidad ganadera, el que mayores desvelos está provocando entre los productores debido, en las mayoría de los casos, a que carecen de la totalidad de la información para saber cómo manejarse en las actuales circunstancias.
El hecho es que cualquier contratiempo sanitario es especialmente complejo en verano y en plena zafra de terneros, cuando los movimientos de hacienda se multiplican, y cualquier afección puede verse multiplicada por los traslados.
Un dato de interés provino, estos días, de la puesta en marcha, finalmente, del registro de feed lot por medio del cual se podrá llevar un chequeo sistemático imprescindible de estos establecimientos que, por su propia naturaleza (altísima carga de hacienda, lugares reducidos, mucho movimiento de entrada y salida, etcétera) son especialmente sensibles a las afecciones sanitarias.
El país, de todos modos, sigue en una situación frágil en la que la realidad epidemiológica de varios de los países vecinos no constituye un problema menor, a pesar de lo cual, parece seguir sin instrumentarse una verdadera -y efectiva- política regional en la materia.
Aún prevalecen los intereses personales entre los funcionarios y diplomáticos de la mayoría de ellos y esto, es innegable, no contribuye en lo más mínimo a circunscribir los problemas y recomponer la situación, al menos, a los niveles del 97/98.
En este contexto, los cambios parciales de hombres en Agricultura, tampoco parecen apuntar en el sentido correcto ya que el área parece mantener la tónica impuesta forzadamente desde mediados del 98, cuando cada seis meses se producía algún cambio que para lo único que servía era para que ingresara un nuevo grupo de asesores y parientes del flamante funcionario, se diera marcha atrás en las pocas cosas que el anterior había llegado a plantear y no mucho más, antes que el nuevo cambio se volviera a producir y así toda la cadena comenzara de nuevo.
Eso también parece mantenerse igual y las perspectivas indican que el esquema se mantendrá. Dicho de otra forma, este no sería el último cambio en el área y se podrían ver más nuevas caras en lo que va quedando de Agricultura en los próximos meses.
Suponer que esto no afectará la eficiencia de cualquier plan o proyecto, por mínimo que este pueda ser, sería casi ingenuo. Es obvio que cada funcionario trae -o debiera traer- sus propias ideas y pretende llevarlas adelante con su propia gente. Pero esto, obviamente, va en contra de la eficiencia de la puesta en marcha de programas mayores, de los de fondo, de los trascendentes.
La promoción
Ahora, por ejemplo, se vuelve a poner sobre la mesa, y por razones de fuerza, el Instituto de Promoción de Carnes, proyecto que ya entra en su quinto año de antigüedad, pero la Secretaría de Comercio Exterior también quiere meter basa en el asunto, al igual que la Jefatura de gabinete que, aunque oficialmente no lo reconoce, ya tiene un equipo trabajando en la materia.
Pero, por el otro lado, el subsecretario saliente de Agricultura, se mantendría como "asesor" del secretario de Agricultura, Antonio Berhongaray, justamente para la promoción de los productos alimenticios. Entonces, lo que la gente de campo se pregunta es: ¿quién comanda? ¿Los proyectos de qué área son los que tendrán prioridad? ¿Hace falta tanta gente, tantos sueldos, tantos honorarios, para hacer supuestamente lo mismo? ¿Esto es eficiente? ¿Constituye una buena asignación de los recursos escasos del Estado cuando los contribuyentes siguen haciendo ingentes esfuerzos para afrontar las altas cargas fiscales cuyos recursos, en buena parte, se destinan a todas estas estructuras?
¿Alguien tiene la respuesta?