Extreman controles en la importación de productos europeos de origen animal

Definieron tres nuevas categorías de riesgo. Apuntan a contener el ingreso al país del mal de la vaca loca

El gobierno dispuso ayer modificaciones en las normas vigentes referidas a importación de alimentos de origen animal, así como el establecimiento de categorías de riesgo medio, alto y bajo, en un nuevo intento por profundizar los controles sanitarios en el país para evitar el ingreso de encefalopatía espongiforme bovina (BSE) a la Argentina.
La decisión fue adoptada por el Instituto Nacional de Alimentos (Inal) y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), se informó oficialmente.
La medida, que rige desde ayer, se fundamenta en la reiterada aparición de casos de BSE en el mundo, especialmente en Europa, por lo cual el gobierno determinó "cambios en el enfoque epidemiológico de riesgo que deberán adoptarse", respecto de la enfermedad.
En ese contexto, la Anmat anunció que la decisión ya se había comunicado a las entidades vinculadas con la producción, importación y comercialización de productos alimenticios y materias primas de consumo humano.
Al respecto, la información oficial consigna que se establecieron tres características de riesgo para esos productos, representando la categoría de "alto" los alimentos dietéticos que contengan cerebro, hígado, médula ósea, intestinos y glándulas, entre otros elementos; mientras que el de "medio" comprende a las carnes envasadas; conservas a base de ganado vacuno y chacinados y las de "riesgo bajo o no demostrado" a las grasas alimenticias, gelatina y alimentos lácteos o subproductos.
Los dos organismos que anunciaron ayer la profundización de controles del gobierno frente a la BSE, que no existe en los rodeos argentinos, dijeron que aunque algunos países todavía no presentaron información sobre presencia de casos comprobados de la enfermedad, "existen riesgos potenciales", debido a que entre algunos países se intercambian animales, productos de esa base y alimentación para ganado, con otras donde se detectó BSE.
Sobre el tema, al riego "alto" corresponden los productos dietéticos que contengan cerebro, médula ósea, hígado, bazo, amígdalas, intestino, glándulas, placenta, fluido cerebro-espinal, mucosa, pulmón, páncreas y otros constitutivos del sistema nervioso de los vacunos.
En riesgo "medio", en tanto, se ubican las carnes envasadas, conservas de ganado, diferentes preparados a base de carne, chacinados, salazones y colágeno.
Entre tanto, en la categoría de "riesgo bajo o no demostrado" se incluyen las grasas alimenticias de origen animal y productos que las contengan; caldos y preparaciones similares, gelatinas y productos que la contengan y alimentos lácteos y sus derivados.
En tanto, la Unión Europea (UE) evalúa los riesgos de la existencia del mal de la vaca loca en unos 30 países extracomunitarios, entre ellos Brasil, Colombia, El Salvador y Nicaragua, según informó ayer la Comisión Científica europea.
Este comité presentará a fines de marzo la evaluación de los riesgos de la enfermedad de la vaca loca en terceros países, que serán clasificados en cuatro categorías: riesgo poco probable, poco probable pero no excluido, poco probable pero no confirmado o país de riesgo con varios casos de Encefalía Espongiforme Bovina.
El comité científico director de la UE ya examinó a la Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, naciones que han sido catalogadas como "de riesgo poco probable".