Año CXXXIV
 Nº 49.012
Rosario,
lunes  29 de
enero de 2001
Min 19º
Máx 27º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Los seis distritos municipales compitieron en el balneario del Saladillo
Acuajuegos convocó a 5 mil personas en un show de color y convivencia
Los participantes crearon sus propios elementos flotantes con los que dieron rienda suelta a la diversión

Pablo Procopio

Más de cinco mil personas. Color, euforia, gritos, movimiento, esfuerzo físico. Y agua, mucha agua. Con una coreografía en el corazón de la piscina central del balneario del Saladillo (avenida del Rosario 400 bis) se lanzó ayer la VI edición de Acuajuegos, la versión vernácula del emblemático Telematch (producción televisiva alemana, furor en los 70), agiornada hasta convertirse en un espacio de integración y convivencia de todos los actores de la sociedad. La ciudad representada por sus habitantes estaba ahí. Los seis distritos municipales tuvieron a sus referentes en la pileta y en la tribuna. Más allá de la idea de integración que signó el encuentro, la necesaria competencia generó un ganador: el equipo amarillo, la zona oeste.
Los hits del momento en materia musical fueron estridencias permanentes y motivaron a todos a seguir el ritmo. Desde un palco, un grupo de funcionarios siguió las alternativas de cada entretenimiento. La secretaria de Promoción Social, Elida Rasino; el responsable de Gobierno, Antonio Bonfatti, y el intendente Hermes Binner, entre otros, observaron y charlaron exhibiendo un look verano, casi salpicados por el agua. En rigor, Binner salió sólo un poco de su tradicional sobriedad: tenía una camisa a cuadros y un pantalón de vestir negro. En cambio, Bonfatti, mostró un estilo más cercano a las propuestas de Roberto Giordano. Actualísimos lentes de sol y una chomba de color suave para destacar un incipiente tostado. La mujer del team municipal lució un vestido de falda amplia y, por momentos, gafas de cristales oscuros a través de las que supervisó todos y cada uno de los movimientos de los funcionarios del área que preside, encargados de hacer marchar correctamente la edición de Acuajuegos 2001.
La gente estaba motivada. Bailaba, cantaba, aplaudía. Incluso desde afuera del predio, donde también se agolpó público curioso. Es que nadie, varios metros a la redonda, podía estar ajeno a lo que sucedía. Los acordes de Shakira y Los Fatales entraban a la casa del más desorientado.
La piscina fue un despliegue de color fulgurante desde el comienzo, cerca de las 16, hasta el atardecer. En ese lapso tuvieron lugar los seis juegos. El primero, el Tutti Frutti, en el que cada equipo debía exprimir la mayor cantidad de frutas (de goma espuma) para lograr reunir todo el líquido posible. En ese momento participaban 120 personas: mujeres y hombres de edades diversas.
La Municipalidad se encargó de promocionarse a sí misma. Hasta un globo sostenido por tensores con el logo de la Intendencia se había instalado sobre una de las construcciones del balneario. Además de las consabidas banderas con el mismo emblema multicolor. Y, por supuesto, los profesores de gimnasia (100 en total), verdaderos veedores y controladores de los juegos, tenían las remeras de la Muni.
Desde hora temprana se había dispuesto todo para fletar colectivos desde distintos sitios de donde provenían participantes y público. Por ejemplo, desde los centros Crecer.
La lluvia de la madrugada y la noche anterior había amenazado con empañar la jornada, pero, lejos de arruinarlo todo, el clima post-tormenta fue un bálsamo en una jornada que se perfilaba agobiante. El sol asomó entre algunas nubes y una brisa apaciguó la temperatura. Sin embargo, los chicos ubicados en las gradas estaban excitados por el calor. Por eso, algunos coordinadores y guardavidas les tiraban agua que tomaban de la pileta. Empapados.
"Todos los juegos tienen el mismo espíritu. Que la gente deba resolver situaciones de conjunto. Se trata de que se puedan articular y compensar las diferencias de cada uno de los integrantes del grupo en función de arribar a un producto común", explicó Rasino acerca de cada destreza pergeñada sobre la base de la solidaridad y la cooperación. Más allá del puntaje, el trasfondo social fue epicentro de los juegos. En efecto, cada año se fue agregando un condimento más. Este, por ejemplo, los participantes construyeron en sus lugares de referencia los elementos con los que jugaron.
Las tribunas colmadas de gente de esos centros, predios deportivos o Consejos de Niños fueron escenario de canciones, bailes y coreografías, a veces tapadas por la música de los parlantes. "Se buscó que no existan espectadores netos", dijo Rasino. El cierre estalló de color y ruido con un baile espontáneo de todos. Un cartel llamativo dejó un final abierto hasta el año próximo: "Acuajuegos 2002", y convocó al reecuentro con el entretenimiento y la solidaridad en una mirada al futuro siempre incierto.



Acuajuegos, una versión agiornada de Telematch.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Que vengan todos
Diario La Capital todos los derechos reservados