Año CXXXIV
 Nº 49.011
Rosario,
domingo  28 de
enero de 2001
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Lo extraditaron por un crimen ocurrido en 1996
Había matado a un hombre y huyó a Paraguay. Allí estuvo preso por otros delitos. Ahora lo juzgarán en Rosario

Un rosarino fue extraditado de Paraguay acusado de un crimen cometido en 1996, tres años después de que un juez local solicitara que fuera deportado a la Argentina. En ese lapso, el imputado estuvo cumpliendo una condena por estafas en el país vecino y recién cuando caducó su condena fue enviado a Rosario. La Justicia paraguaya concedió la extradición en un acto casi excepcional, ya que el acusado nunca había estado preso en Rosario y, por esa razón, los tratados internacionales permitían que fuera eximido de la medida.
Hace cuatro años que Juan Jorge Ayala, un electricista de 39 años, efectuó el disparo que mató a su amigo Ariel Nicolás Blajarsqui, pero recién ahora afrontará un proceso penal. El trágico episodio ocurrió el 14 de noviembre de 1996 en la casa de la víctima, de pasaje Tossi 1522, donde Ayala, Blajarsqui y otros dos hombres tomaban vino. De repente Ayala se puso de pie, desenfundó un revólver, le disparó al dueño de casa en la cabeza y huyó. La víctima estuvo en estado de coma profundo y al mes falleció por destrucción de masa encefálica.
Ayala estuvo prófugo, viajó a Paraguay, y allí fue detenido por otro delito. El juez de Instrucción Nº 7, Eduardo Suárez Romero, había librado orden de captura internacional y el 24 de octubre de 1997 solicitó al juez Jorge Bogarín, de Asunción, la extradición de Ayala. Pero el trámite se demoró hasta enero de 2001.
Es que en ese lapso Ayala tuvo que afrontar un juicio por tentativa de defraudación y estafas en aquel país y pasó tres años y medio en prisión en el penal de Tacumbú. Recién cuando cumplió esa condena el pedido de Suárez Romero fue revisado y otro juez, Carlos Ortiz Barrios, extraditó a Ayala.
Ayala, quien siempre estuvo prófugo de la Justicia local, hoy está alojado en un penal rosarino y ya fue indagado por el juez de la causa. Ante el magistrado dijo que el Gordo Blajarsqui estaba tomando vino con un par de amigos cuando él llegó, con su mujer, en el auto que les había prestado el dueño de casa. Ayala pensaba viajar a Paraguay esa misma noche y quería averiguar si había algún problema con los papeles del auto. Como todo estaba en orden se sentó con los demás y, según su relato, se levantó y dijo: "Ya que el auto no tiene bronca vamos a tirar un tiro para festejar". Sacó un arma calibre 38 largo y, según su versión, el arma se accionó de modo accidental.
"El tiro se me escapó. Eramos muy amigos y él iba a ser padrino de mi hijo. Fue un accidente. Yo lo maté y me hago cargo, fue una estupidez, un error", aseguró Ayala. Ahora el juez debe investigar si se trato de un crimen o un accidente. En ese caso, Ayala sería procesado por homicidio preterintencional, ya que habría llegado a representarse el peligro de su acción.


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