Washington. - El presidente George W. Bush reafirmó sus planes de reducir el arsenal nuclear de Estados Unidos, y la creación de un escudo antimisiles capaz de proteger a Estados Unidos y sus aliados de posibles ataques con misiles de largo alcance. En comentarios emitidos en la Casa Blanca, el presidente no dio detalles, pero recordó sus compromisos al señalar que "voy a cumplir con mi promesa de campaña". El mandatario subrayó la importancia de la reducción de las fuerzas nucleares estadounidenses "en la misma medida de nuestra capacidad para mantener la paz".
"Mi posición es que deseo que Estados Unidos dirija al mundo hacia una estado de mayor seguridad cuando se trate de armamento nuclear", expresó. Y agregó que "a la ofensiva podemos hacerlo, al igual que podemos a la defensiva".
Una intención clara
En el Pentágono, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld aseguró que si bien es demasiado pronto para discutir los detalles sobre el desarrollo de un sistema nacional de defensa contra misiles, Bush "no se ha mostrado ambivalente al respecto". El presidente "tiene la intención de desplegar una capacidad de defensa contra misiles en la nación", declaró Rumsfeld.
El gobierno del ex presidente Bill Clinton buscó el desarrollo de tal escudo para proteger a los 50 Estados, pero Clinton desistió a mediados del año pasado al determinar que la tecnología no estaba lo suficientemente avanzada para comprometerse a desplegarla. Además, el ex mandatario dijo que se necesitaba más tiempo para escuchar las objeciones de Rusia y China, y el recelo de muchos de los aliados europeos.
Durante su campaña, Bush prometió hacer del sistema de defensa de misiles una de sus prioridades y desplegarlo incluso si ello significara hacer a un lado el Tratado sobre Misiles Antibalísticos, firmado en 1972 con la Unión Soviética, y que prohíbe defensas antimisilísticas a nivel nacional. El secretario de Estado Colin Powell dijo a los senadores durante su audiencia de confirmación el 17 de enero, que el gobierno no perderá tiempo y seguirá desarrollando un plan de despliegue "mientras considera las ramificaciones diplomáticas".
El tratado de Misiles Antibalísticos "en su forma actual, probablemente ya no es relevante para nuestro nuevo marco estratégico", dijo Powell, y agregó que los rusos serán exhortados mediante esfuerzos diplomáticos para que "tomen medidas más allá de él".
En los primeros comentarios sobre la política rusa emitidos por el gobierno del presidente George W. Bush sentaron un tono decidido: Estados Unidos seguiría adelante con su defensa antimisilística. El gobierno de Washington señaló que deseaba construir el escudo para defenderse contra estados que considera rebeldes como Corea del Norte e Irán.
El sistema, de un costo calculado en 60.000 millones de dólares, tiene por objeto proteger los 50 Estados de un ataque de un número limitado de misiles balísticos de gran alcance de Corea del Norte o el Medio Oriente. Es una versión reducida de un sistema global de defensa misilística impulsado por el gobierno del presidente Ronald Reagan, que se dio en llamar vulgarmente Guerra de las Galaxias por su contenido de armas de rayos láser con base en el espacio y otras arma exóticas.