La nueva orientación que ha tomado la economía brasileña, en la cual se destaca un sistema cambiario con tipo de cambio flotante, un sistema de metas de inflación y un ajuste fiscal que en diciembre pasado completó nueve trimestres de cumplimiento de acuerdo a los compromisos fijados por el Fondo Monetario Internacional, se ha mostrado exitosa durante su desempeño en el 2000. Durante el año pasado, Brasil ha resistido diferentes "shocks externos" (alza del precio del petróleo, baja del precio de sus commoditties de exportación, entre otros) y ha mantenido un muy buen ritmo de crecimiento de la producción y también del empleo, con una inflación controlada. A medida que el vecino país continúe avanzando en sus reformas estructurales e institucionales continuará creando las bases para un proceso de crecimiento sostenido de su economía.
En caso de no deteriorarse el contexto internacional, el cual muy por el contrario acaba de dar algunas señales positivas para la economía brasileña como la baja de la tasa de interés en los Estados Unidos, la baja del precio del petróleo y el aumento de algunos precios de productos de exportación de ese país, todo parece indicar que el año 2001 muestra un escenario más auspicioso aún para la economía brasileña.
El milagro
Varias fueron las causas durante el 2000 que dieron origen a que hoy Brasil disfrute de un período de estabilidad económica, el cual perdurará en el tiempo dependiendo, principalmente, del comportamiento de la situación internacional, de la culminación y ejecución de las reformas estructurales y privatizaciones pendientes, de la continuación y profundización de la política de austeridad fiscal y de un fuerte control de la política monetaria durante los próximos años. Entre las "variables explicativas" de la buena situación económica de Brasil merecen destacarse las siguientes:
Brasil continuó manteniendo el acuerdo con el FMI y cumplió (después de muchos años de no hacerlo) con las metas en forma global establecidas en dicho acuerdo, con lo cual continua manteniendo el "aval" ante la comunidad financiera internacional.
Prosiguió manteniendo durante todo 2000 una férrea política fiscal que volvió a tener (como en 1999) notables niveles de superávit primario (sin incluir intereses de la deuda). Durante el 2000 el superávit primario está en el orden del 3,9% del PBI, lo cual indica un sobrecumplimiento de la meta que era de 3,25% del PBI.
No se produjo un rebrote inflacionario y se cumplió con el "Inflation target" (objetivo de inflación) dentro de los límites de tolerancia establecidos con el FMI. La meta era del 6% con tolerancia de +/- 2%. Esto se pudo lograr, en parte por el control del gobierno brasileño de los precios administrados (nafta, transporte, servicios públicos, etc. Y porque no existieron grandes presiones salariales durante el año pasado.
Brasil continúo mejorando el perfil de vencimientos y la composición de la deuda pública interna. Merece destacarse el trabajo del Banco Central, que aumentó el plazo medio de vencimiento de la deuda pública en títulos, el que se duplicó a lo largo de los últimos 16 meses al pasar de 7,17 meses en junio de 1999 a 15 meses hacia fines del 2000.
Continuó existiendo un creciente consenso entre las autoridades políticas y económicas sobre cuáles son los principales problemas que enfrenta Brasil.
El comportamiento del mercado de cambios fue altamente favorable para el logro de las metas de inflación. Después de cinco meses continuos de presión alcista de la cotización del dólar con respecto al real, con variación mínima de 0,56% en agosto y máxima de 3,47% en noviembre, el mes de diciembre de 2000 tuvo una desvalorización de tan sólo un 0,77%, mientras que en lo que va de enero de este año el real está teniendo una revaluación del orden del 0,51% en el mercado.
Las reservas
A comienzos de abril del año pasado el Banco Central decidió cancelar en forma anticipada deudas que correspondían a préstamos de emergencia obtenidos por Brasil tras el acuerdo con el FMI de 1998, lo cual produjo una sensible reducción del nivel de sus reservas internacionales (pasaron de U$S 39.200 millones a unos U$S 28.700 millones). Pero luego, las mismas continuaron incrementándose en forma paulatina a lo largo del 2000, finalizando ese año en un nivel de U$S 33.058 millones.
Durante el mes de Enero de 2001 las reservas continuaron aumentando, alcanzando actualmente unos U$S 34.536 millones.
Durante los meses de diciembre de 2000 y enero de 2001 hubo grandes cambios en cuanto a la trayectoria de la tasa de interés de referencia en Brasil (Selic). En la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) del 20 de diciembre del año pasado se redujo la tasa de referencia del mercado monetario de 16,5% a 15,75%, confirmando la evolución favorable de la economía brasileña.
El día 17 de Enero de 2001, en su primera reunión de este año, el Copom decidió un nuevo recorte de 0,5% en esta tasa básica de la economía, reduciendo la misma del 15,75% al 15,25%, confirmando las expectativas del mercado financiero. Esta medida resulta muy importante para el resto del año porque, desde el punto de vista de la actividad económica, constituye un incentivo fuerte a incrementar la producción ya que se produce una baja en los costos financieros de las empresas. Pero además tiene un impacto fiscal muy significativo debido a la magnitud de la deuda pública interna que se halla indexada a esa tasa básica.
La inflación de Brasil alcanzó el 5,97% en 2000, con lo cual se ubicó ligeramente por debajo de la meta gubernamental de 6% pactada con el FMI, medida por el Indice de Precios al Consumidor Ampliado (Ipca). La inflación de 2000 fue inferior a la de 1999, año en que alcanzó un 8,94%.
La inflación durante el año pasado reflejó básicamente el movimiento de tres grupos de precios: los administrados, los alimentos y los combustibles. La elevación de los precios administrados, específicamente energía eléctrica y telefonía fue mayor en 2000 que el año anterior debido a que los índices de precios utilizados para el reajuste (IGP-DI e IGP-M) sufrieron un mayor aumento durante el año pasado, originado por el impacto de la devaluación del tipo de cambio en 1999.
El grupo de alimentos fue presionado por aumentos estacionales debido a desfavorables condiciones climáticas que se sintieron en los precios de la carne, de la leche, de la caña y sus derivados. Una vez superados estos factores adversos, los precios volvieron a declinar para la mayoría de los productos, provocando inclusive, deflación del grupo hacia fines del año pasado, tanto en precios mayoristas como minoristas.
El déficit de la balanza comercial de diciembre de 2000 se ubicó en el orden de los 213 millones de dólares. Para el total de ese año el déficit contabilizó unos 691 millones, el más pequeño desde 1995. Las exportaciones acumuladas totalizaron unos 55.086 millones, un 15% más que el nivel alcanzado durante 1999, mientras que las importaciones alcanzaron los 55.777 millones.
El "upgrade" brasileño
Tanto Moody's como Standard & Poor's -dos de las principales calificadoras de riesgo norteamericanas- subieron recientemente la calificación crediticia de los bonos soberanos de Brasil, igualándolas con las de Argentina, quedando a tres escalones de la tan anhelada calificación Investment Grade.
Asimismo, se situó la perspectiva ante futuros cambios de ambas calificaciones en estable para Brasil. Ambas calificadoras fundamentaron su decisión en la mejor administración macroeconómica desde la crisis financiera de inicios de 1999, junto con los avances en materia fiscal y los éxitos obtenidos en el control de la inflación.
Las perspectivas
Los datos económicos muestran una evolución positiva de la economía brasileña durante el año pasado y las proyecciones del 2001 permiten ver que la vecina economía entrará en un tercer año de crecimiento consecutivo, donde la confianza generada por el cumplimiento reiterado de las metas fiscales e inflacionarias han creado las bases para el mantenimiento de un crecimiento sostenido.
Existen pocas dudas sobre que Brasil sostendrá una importante tasa de crecimiento superior al 4% durante el año próximo y dentro de los factores principales que condicionarán este crecimiento se destacan los siguientes:
Estabilidad cambiaria.
Apertura a la inversión externa en sectores críticos: petróleo, gas, electricidad, bancos y telecomunicaciones.
La evolución selectiva y favorable del flujo de capitales con destino a países emergentes.
El precio del petróleo (hoy con precio en baja y estabilizándose en torno a los U$S 25 el barril durante este primer trimestre).
La situación de Argentina (hoy bastante controlada y mejorando lentamente).
La reducción de la tasa de referencia Selic.
Todos estos factores que hoy se presentan favorables para la economía brasileña se reflejan en la reciente evolución de su tasa de riesgo país. Como se puede observar en el gráfico, durante los años anteriores, sistemáticamente la tasa de riesgo país de Argentina era inferior a la de Brasil en unos 200/250 puntos básicos, existiendo siempre una alta correlación en los movimientos de la misma, tanto a la suba como a la baja.
Pero hacia fines del 2000, la tasa de riesgo país de Brasil convergió con la de Argentina, presentando la tasa de riesgo brasileña una disminución mucho más acentuada. Esto se vio corroborado recientemente también por una convergencia de las calificaciones de riesgo de deuda soberana de Argentina y Brasil, donde las dos calificadoras de riesgo norteamericanas más importantes (Standard & Poor's y Moody's) calificaron las deudas prácticamente en una situación de igualdad, tanto en moneda local como en moneda extranjera.
Resulta evidente que Brasil, al tener su frente fiscal consolidado, al ser un polo de atracción de capitales donde las inversiones ven en ese país uno de los más atractivos de la región, al no tener grandes problemas de competitividad con su actual tipo de cambio y al tener vigente un régimen de tipo de cambio libre y al presentar durante este año proyecciones de crecimiento de su economía por tercer año consecutivo, presenta actualmente mejores perspectivas que la Argentina de mejorar tanto su tasa de riesgo país (hoy en 730 puntos básicos) como así también de mejorar la calificación de su deuda y lograr disminuir los tres escalones que lo separan de la tan ansiada calificación Investment grade.