Mauricio Maronna
Santa Fe está cerca, por primera vez en la historia contemporánea, de tener un presidente de la Nación. Carlos Reutemann, aunque lo niegue una y mil veces, tiene decisión tomada: quiere participar en las internas del PJ que designarán al candidato que enfrentará a la Alianza en el 2003, pero sabe que debe vencer una complicada carrera de obstáculos. El Lole está al tope (junto a Carlos Ruckauf y José Manuel de la Sota) en las encuestas nacionales; tiene la más alta consideración entre los ciudadanos independientes y se granjeó la simpatía de los organismos internacionales de crédito, nuevos reyes sin corona que prestidigitan los pasos de cada uno de los países latinoamericanos. El único que parece no haber tomado registro de la potencialidad del inescrutable gobernador es el difuso lobby santafesino. Los operadores más cercanos al Lole confirmaron a La Capital que Reutemann está decidido a pelear la Presidencia y que su toma de distancia de la estrategia ya lanzada por Carlos Ruckauf parte de una certeza: la gente no quiere escuchar hablar de candidaturas: "El nunca dijo que no será candidato, lo que repite es que para eso falta mucho". Hay una historia que nunca salió a la luz. Durante el verano del 98/99, con Eduardo Duhalde a los tumbos con su pretensión de constituirse en jefe del Estado, Carlos Menem convocó a Reutemann y lo conminó a que salga a pelearle el lugar al entonces gobernador bonaerense. -Lole, tenés que dar batalla. -¿Ahora? Es tarde, ya está Duhalde en plena campaña. No tengo plata, no tengo aparato, ¿cómo hago para ser candidato? -A eso después lo vemos, Lole... -Reutemann todavía recuerda entre sonrisas aquella respuesta despreocupada (y desprejuiciada) de Menem. Pero el hombre de ojos azules y pocas palabras dio dos pasos adelante y le dijo al entonces jefe del Estado: "Aceptaría con la única condición de que (Domingo) Cavallo sea mi compañero de fórmula". Menem abrió los ojos como si le hubiesen nombrado al mismísimo Satán. En ese instante, en que el aire se cortaba en rodajas, se hizo trizas el deseo del riojano. "Para Menem, la propuesta del Lole de compartir la fórmula con Cavallo fue un insulto, el Mingo era una mala palabra", narró una fuente a este diario. "¿La verdad? Cuando le dije que no a Menem, me transpiraron las manos, pero pegué media vuelta y me fui", suele comentar el santafesino. Meses más tarde, el 8 de agosto del 99, también le diría que no a Duhalde. "Yo me bajo Lole, agarrá vos la candidatura", le propuso, insólitamente, el postulante oficial del peronismo. Pero, ¿cuáles son los pro y los contra que enmarcan la opción "Reutemann 2003"? Pese a sus cuatro años en la Gobernación (91-95), a su paso por el Senado y a su primer nuevo año de mandato en Santa Fe, Reutemann sigue conservando las mismas virtudes: austeridad, honestidad y confiabilidad. Mantiene puentes de plata con Cavallo y los referentes de los partidos provinciales y deslumbra a la nueva dama de hierro con bellas piernas, Teresa Ter Minassian. Más allá de la tentación chauvinista que puede sesgar cualquier análisis formulado desde Santa Fe, los encuestólogos y sociólogos más prestigiosos del país coinciden en destacar que Reutemann es el político menos contaminado y dotado de la mejor materia prima. Cualquier otro político habría tambaleado por el escándalo que sacude a su ex delfín Jorge Massat. El presunto enriquecimiento ilícito del que se acusa al senador de Villa Ocampo no hizo mella en las espaldas del Lole. Sin embargo, el desenlace de los acontecimientos es una aguijón que le dolió como su pesadilla en las cervicales. "Sé que hay operaciones dando vuelta que tratan de involucrarme. No van a encontrar nada", despeja. Cuando se consulta a la gente sobre los aspectos más negativos de Reutemann, las respuestas también coinciden: falta de ejecutividad y decisión. La inmensa mayoría de los dirigentes peronistas santafesinos está ansiosa por pintarse la cara con la leyenda "Reutemann 2003". Por lo bajo, no alcanzan a comprender el porqué de la demora en salir a dar pelea a nivel nacional. Resulta curioso que a esta altura de las circunstancias no hayan internalizado la máxima de Reutemann: "A los tiempos los manejo yo". Pero, aunque responda cada pregunta entre carcajadas, regresó de Estados Unidos sorprendiendo a todos con su convocatoria para volver a las fuentes de la doctrina peronista y pegándole duro al neoliberalismo. "Está leyendo mucho, y con ese llamado de atención les juntó las cabezas a Menem y a (Fernando) De la Rúa. Al fin de cuentas, la política económica de la Alianza es la misma que la del menemismo", confió uno de los oráculos del gobernador. Reutemann lee cada encuesta y tiene una certeza que definirá su futuro: "De la Rúa tiene que hacer todo mal para que no sea reelecto". Hasta antes del blindaje esa condición se estaba cumpliendo: el gobierno de la Alianza hizo todo mal. Ahora, con el salvataje, parece tener viento de cola. Observa con desconfianza la preocupación de Ruckauf y de Duhalde por desplazar a Menem de la conducción partidaria, pero no se deja arrear: "Más allá de todo, a Menem lo respeta y no les va a dar el gusto a los bonaerenses. En eso, está mucho más cerca de De la Sota", dicen desde su entorno. Mientras hace dormir en un cajón la infinidad de pedidos de los medios nacionales y dialoga con Roberto Alemann y Miguel Broda, les dejó una preocupación, antes de fin de año, a los peronistas santafesinos: "Hace 18 años que somos gobierno: o abrimos el partido o la realidad nos pasará por encima". En esa línea, intenta (todavía sin éxito) encontrar al candidato independiente que seduzca a los rosarinos y arroja un poco de lastre a su viejo objeto del deseo, el PDP: "Tendría 100 mil votos extrajusticialistas, pero perdería 150 mil voluntades peronistas". Una cosa lo espanta, aunque jamás la dirá en público: la falta de vocación de poder del establishment santafesino. "No se dieron cuenta de la posibilidad histórica que tiene la provincia si es que el Lole se mete de lleno en la carrera por la Presidencia. Después se quejan porque Córdoba les roba el protagonismo", grafica un ultrarreutemista. Con la paciencia de la araña, el Lole barrunta por estas horas su estrategia. "La presidencia es un hueco por el que miro todos los días", le dijo a La Capital. Sabe que el primer obstáculo tiene fecha cierta: octubre del 2001. Si gana las elecciones, los afiches que aparecieron en las bucólicas sierras cordobesas comenzarán a formar parte del paisaje nacional. Si cae derrotado por la Alianza, el sueño deberá demorarse hasta el 2007.
| "Los tres mosqueteros" del PJ se asoman al 2003. | | Ampliar Foto | | |
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