Al final festejó Talleres: con Mario Cuenca como figura (atajó los remates de Omar Pérez y Aníbal Matellán), el equipo de Juan José López le ganó anoche aquí a Boca Juniors 4-2 el desempate desde el punto del penal y se quedó con la Copa Ciudad de Córdoba, luego de que los noventa minutos terminaran 2-2. Durante el partido en el estadio Olímpico de Córdoba Boca sintió las ausencias de sus principales figuras, Juan Román Riquelme, Mauricio Serna, Oscar Córdoba y Hugo Ibarra. El primer tiempo fue bastante impreciso, sin lucimiento de los equipos. Talleres durante mayor cantidad de minutos dispuso del balón, pero no la utilizó como correspondía. fue más lo que insinuó que lo que concretó. Boca de todos modos era más más claro y profundo que su adversario. El primer mensaje de advertencia llegó sobre la media hora, cuando hubo un centro de Facundo Imboden y el posterior cabezazo de Omar Pérez pasó cerca del poste derecho del arco de Cuenca. Poco después, hubo una media vuelta de Antonio Barijho y un disparo violento desde la zona de la media luna que resultó por arriba del horizontal. Finalmente llegó el primer gol de la noche, cuando Guillermo Barros Schelotto apareció por la izquierda con la pelota dominada, abrió hacia el otro sector para el ingreso en diagonal de Arce y el envió del mediocampista que se desvió en Darío Alaniz y descolocó a Cuenca. Así, el primer capítulo que pintaba para cero a cero se cerró con el triunfo parcial del equipo de Carlos Bianchi. Desde el comienzo de la segunda parte a Talleres se lo vio más decidido y peligroso, pero Cristian Muñoz evitó las conquistas de Diego Garay y Rodrigo Astudillo. Cuando presionaba el anfitrión, Omar Pérez recurrió a su técnica individual para ingresar al área rival, Cuenca lo derribó y el árbitro Daniel Giménez acertó al sancionar el penal. El mellizo aumentó al ejecutar abajo y a la izquierda del arquero. Pareció que el 2-0 marcaba una tendencia irreversible, pero Talleres insistió y logró la paridad mediante dos córners cortos y dos centros por arriba de Alaniz, los que cabecearon con precisión Zelaya y Pino. Desde entonces fue Talleres el que más arriesgó en procura de desnivelar sin necesidad de recurrir al desempate desde el punto del penal, pero no hubo caso. Y ahí el gran ganador resultó Mario Cuenca.
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