El gobierno estadounidense puso en cuarentena mil cabezas de ganado en el Estado de Texas y abrió una investigación para determinar si una empresa procesadora de alimentos violó las regulaciones dispuestas para evitar el ingreso a ese país de Encefalopatía Espongiforme Bovina (BSE) o mal de la vaca loca. Aunque la medida es precautoria, la sola posibilidad de que la enfermedad pudiera diseminarse en norteamérica generó una rápida reacción. La agencia de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación, FAO, advirtió que el mal de la vaca loca no atañe sólo a los europeos y exhortó a los gobiernos del mundo a extremar las medidas para evitar su propagación.
La BSE nunca fue diagnosticada en los rodeos estadounidenses pero luego del recrudecimiento de los casos de vaca loca en Europa, el gobierno norteamericano prohibió, por precaución, que vacas y terneros consuman alimentos hechos a base de restos de otros animales.
Ayer, una empresa procesadora notificó a la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) que pudo haber mezclado ingredientes, y algunas reses pudieron ser alimentadas con comida hecha a base de huesos de ganado estadounidense.
El vocero de la FDA, Lawrence Bachorik, aseguró que "ningún animal que haya recibido ese alimento entrará a la cadena alimenticia a menos que la FDA decida que ello no representa un problema".
Los animales fueron puestos en cuarentena mientras los investigadores del organismo determinan si alguno de ellos consumió los alimentos prohibidos, dijo Bachorik.
Aunque no dio a conocer el nombre de la compañía involucrada, sí subrayó que cualquier riesgo es teórico porque no se ha encontrado el mal de la vaca loca en ninguna res criada en Estados Unidos.
Hasta ahora, la encefalopatía ha afectado solamente a los animales criados en Europa. La prohibición de consumo de alimentos tiene el fin de evitar que la enfermedad pueda diseminarse mediante alimentos para ganado en el caso de que llegara a territorio estadounidense.
Irregularidades
Un informe reciente de la FDA halló que cientos de fabricantes de alimentos para ganado violaban normas y reglamentos asociados con la prohibición.
La Asociación Nacional de Productores de Ganado Bovino organizó una reunión privada, el lunes, a la que asistieron representantes de la industria, funcionarios del organismo de control y del Departamento de Agricultura con el fin de presionar para que las reglas se cumplan.
"Decidimos que, dada la situación en Europa, era conveniente reunir a todos los interesados para lograr que se observen, en un 100% las prohibiciones contra esos alimentos", dijo Gary Weber, encargado de la supervisión de regulaciones del grupo de ganaderos.
La FDA advirtió a los fabricantes de alimentos para ganado que las violaciones continuas a la prohibición serán sancionadas con embargos de productos, clausura de instalaciones, e incluso procesos legales.
El mundo alerta
Poco después de que se conociera la cuarentena estadounidense, la agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) realizó un llamado a los gobiernos del mundo para que extremen las medidas de precaución.
"El mal de la vaca loca es un problema de las naciones de todo el mundo y no atañe solamente a Europa", dijo la agencia en un comunicado. "Todas las naciones que importaron ganado, carne o alimento producido con huesos de ganado de Europa desde 1980 hasta nuestros días pueden ser considerados en riesgo", insistió.
El organismo instó además a los países que están fuera de la Unión Europea a "adoptar medidas apropiadas para proteger sus rebaños y garantizar la seguridad de la carne y los productos cárnicos". En ese sentido, recomendó el establecimiento de una legislación apropiada y entrenamiento para funcionarios gubernamentales del sector.
El mal de la vaca loca se propaga al reciclar los desechos cárnicos y huesos de animales infectados, los cuales regresan al ganado como alimento en forma de harina. Se piensa que el padecimiento del ganado causa una variante de la Enfermedad de Creutzfeldt Jakob, padecimiento mortal que afecta al hombre.
Desde mediados de los años 1990, cerca de 80 europeos, la mayoría británicos, han muerto por una nueva variante de Creutzfeldt Jakob, adquirida posiblemente por consumir carne infectada.
La FAO desea que las grandes empresas productoras de lácteos y las que importan grandes cantidades de pienso elaborado con carne y hueso de los países golpeados por la BSE consideren la prohibición de este tipo de pienso para alimentar al ganado.