Los códigos que utiliza una pareja (novios, matrimonio o personas que conviven juntas) son muy sutiles y la coordinación de sus movimientos y actitudes asemejan a los pasos de baile donde al paso de uno le sigue el del otro y así sucesivamente de forma indefinida mientras dure la relación (horas, días, meses, años) Con una visión un poco menos romántica, la relación también podría compararse con una compleja partida de ajedrez donde la "movida" de uno da lugar a la "movida" del otro.
Ahora bien; ¿qué pasa cuando dos personas se conocen? En los comienzos de una relación suele decirse que "todo es color de rosa" Esto no sucede porque sí. Expectativas comunes, como combatir la soledad, satisfacer deseos afectivos y sexuales o la necesidad de formar una familia (entre otros) hacen que los integrantes de esta "danza" se adapten a la música y los pasos del compañero/a de baile, aunque a veces, con el correr del tiempo, la música que suena no es la misma para los dos. Y es que difícilmente una persona enamorada puede percibir, al principio de la relación, la diferencias de valores y modalidades en el estilo de comunicación como una dificultad para la pareja.
Cada uno con su mochila
Cada uno proviene de una familia con códigos de comunicación específicos (hablar las cosas que preocupan o callárselas, tonos de voz muy altos o demasiado bajos, ser puntual o impuntual, diálogos conciliadores o reproches, con valores propios (practicar diferentes religiones o ninguna, concepción acerca del trabajo dentro (tareas domésticas) y fuera de la casa según los sexos, la crianza de los hijos, el manejo del dinero) y necesidades básicas de vital importancia (realización profesional, frecuencia sexual, independencia económica, tiempo libre dentro y fuera de la pareja, reuniones familiares y con amigos) Lo que es "natural" para uno (..." en mi casa siempre se hizo así!"...) puede ser totalmente "ilógico" para el otro (..."mi mamá jamás le pidió eso a mi padre!"...).
Describiré 4 signos de alerta en la comunicación, que indican que la relación corre peligro. Pueden darse juntos o separados.
Escalada simétrica: cuando cada integrante responde negativamente y con mayor intensidad a lo que el otro dice (o hace). Esto se transforma en un espiral donde el enojo y la frustración aumentan hasta explotar en una fuerte pelea. Este es quizás uno de los signos más obvios. En este punto nunca hay acuerdo alguno.
Invalidación: es un patrón en el cual un compañero, sutil o directamente, descalifica los pensamientos, sentimientos o características del otro. Se ignoran sistemáticamente las acciones positivas y valiosas del otro, resaltando problemas de menor importancia.
Retirada y evitación: cuando alguien muestra una falta de interés en participar en una discusión importante. La retirada puede ser tan obvia como levantarse y dejar a la pareja hablando sola o tan encubierta como cerrarse y callarse durante la "charla" o acordar con todo lo que el otro dice con la única intención de terminar la conversación. La evitación refleja el mismo rechazo a tratar ciertos temas importantes pero con mas énfasis en que, en primera instancia, la charla ni siquiera comience, retirándose si esto sucede.
Interpretaciones negativas: cuando alguien cree firmemente que los motivos del otro son más negativos de lo que en realidad son. ( "Lo hizo porque no le importo", "sabe que a mí eso no me gusta", "es un/a egoísta", etc.). Suelen manifestarse con pensamientos automáticos del tipo de "Ella Siempre... o él Nunca...". Este es uno de los patrones más destructivos en una relación y más difícil de detectar porque se va arraigando con el tiempo y suele pasar desapercibido para los miembros de la pareja.
Aprendiendo a bailar
La comunicación cuando hay amor parece tarea fácil; pero no lo es. Adaptarse a la visión del mundo (cosmovisión) de la otra persona requiere más que buena voluntad. De acuerdo a mi experiencia he podido observar que las parejas que mejor pronóstico tienen no son aquellas que más cosas poseen en común sino las que muestran mayor habilidad en la comunicación para llegar a acuerdos. Frente a algunas diferencias (de criterio, económicas, educación de los hijos o sexuales) esto reviste crucial importancia.
Muchas veces tener los "mismos gustos" no garantiza la solidez de una relación, derribando así uno de los mitos que sostiene que: ser igual equivale a ser compatible.
Cuando una pareja, siguiendo con la metáfora del principio, comienza a tropezar durante la danza, es muy difícil para ambos observarse a ellos mismos y ver sus movimientos "desde afuera" (como lo haría alguien calificado) y descubrir cuáles son los pasos incorrectos y cuáles los acertados para poder así elaborar estrategias adecuadas de comunicación. He visto parejas tropezar y percibir que con el amor sólo, no basta. Pero también estoy seguro, que sin el amor y el firme deseo mutuo de que la relación evolucione y el afecto crezca, ninguna intervención o ayuda brindará frutos.