"Creo que me destaqué físicamente allá en la isla porque soy cinturón negro de karate, hice boxeo y siempre estuve en contacto con todos los deportes. Hice deportes extremos como paracaidismo, snow board, sky, equitación, jugaba al polo y un poco eso me daba una seguridad física", desliza el ex hombre de relaciones públicas y hoy actor en ciernes mientras le sonríe a una nena que lo mira arrobada. Refugiado en un restaurante del centro de Rosario, en un abrasador mediodía de enero, el futuro integrante del elenco de Pol-ka aclara: "Gracias a Dios tuve posibilidades de disfrutar de la vida a nivel de deportes. Pero también trabajaba los sábados y domingos, y a veces durante 24 horas. Viajaba por todo el país", aclara sobre sus obligaciones como hombre de relaciones publicas de la empresa Ferrari, hasta que presentó la renuncia para irse a "Expedición Robinson". "Realmente trabajaba mucho pero me vinculaba con un ambiente muy lindo y tenía posibilidades de relacionarme con diferentes cosas. Hay veces que lo extraño y tengo una relación afectiva con la gente con la que trabajaba", admite. "Puede ser que surjan nuevos desarrollos de negocios, pero yo estoy totalmente abocado a otro estilo de vida, no tan materialista y tan profesional sino un poco más creativo", aclara. Los participantes de la aventura que mantuvo en vilo a la teleplatea argentina en los últimos meses del 2000 admiten que la vida ya no es lo que era antes de la experiencia. "Todos los chicos que fuimos a la isla sufrimos un cambio muy positivo y de hecho a todos nos gustaba la naturaleza", reconoce Garibotti. Con una enigmática sonrisa confiesa: "Hubo cosas que no se pudieron ver por el tiempo y por otras causas. Allá creamos nuestra propia Argentina", dice riendo mientras saluda a la nena que sigue petrificada, admirando al "muchacho que estaba en la televisión". Y a partir del viernes volverá a estar en la pantalla chica y, si le va bien, quizá se quede.
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