Año CXXXIV
 Nº 49.004
Rosario,
domingo  21 de
enero de 2001
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Ariosti se abstuvo de declarar y quedó libre
El joyero está imputado por lesiones tras balear a dos personas cuando perseguía a supuestos ladrones

El dueño de la joyería que baleó a dos personas en la zona céntrica cuando pretendía alcanzar a dos ladrones se abstuvo de declarar ayer en la comisaría 2ª, a cargo de la investigación del episodio, y recuperó poco después la libertad por disposición judicial, indicaron voceros policiales.
Se trata de Enrique Ariosti, de 56 años, propietario de la Joyería Tiffany, quien está imputado por lesiones tras balear con una carabina provista de mira telescópica a dos hombres. Los heridos pasaban casualmente por inmediaciones del negocio cuando fueron alcanzados por los disparos del comerciante.
El comisario Osvaldo Fernández, jefe de la seccional 2ª, dijo ayer que, luego de permanecer internado un día en un nosocomio privado, Ariosti "se presentó espontáneamente en la comisaría y después de abstenerse de declarar quedó en libertad por orden del Juzgado de Instrucción de la 7ª Nominación".
Ese juzgado "absorbió la causa por lesiones, que correspondería a un juzgado correccional, por tratarse de un hecho vinculado a la tentativa de robo calificado que se produjo en el negocio", indicó Fernández.
En ese sentido, "trabajamos sobre la identificación de los ladrones y estamos bien orientados", aseguró el jefe de la comisaría 2ª.
El hecho ocurrió en la tarde del jueves pasado, cuando dos hombres muy bien vestidos ingresaron a la joyería de Mendoza 1086 como supuestos clientes. Sin embargo, ambos rápidamente demostraron sus intenciones y extrajeron armas de fuego con las que amenazaron al joyero.
El comerciante, sin intimidarse, se negó al pedido que los ladrones le hicieron de joyas y dinero y retrucó la amenaza. "Si no se van los mato", habría dicho Ariosti mientras exhibía una carabina calibre 22 provisto de mira telescópica.
Entonces ladrones y joyero se trabaron en una pelea, tras lo cual los delincuentes emprendieron la retirada y corrieron hasta un Renault 19. Atrás de ellos salió el joyero con la carabina en sus manos.
Ariosti corrió unos 30 metros y se apostó contra una pared de la Sala Lavardén, sobre calle Sarmiento. Desde allí empezó a disparar contra los ladrones y el auto en el que estos huían.


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