María Lourdes Bertozzi
Tandil encara un nuevo desafío turístico de cara al siglo XXI. A 650 km de Rosario ofrece un paraíso que merece ser conocido y disfrutado. Se encuentra enclavado en un profundo valle, coronado por un arco de sierras, cuyos cerros, partiendo del noroeste, se denominan: Leones, La Movediza, Los Nogales, El Calvario, de la Independencia y de las Animas, consideradas entre las más antiguas del mundo. Moderna y pujante, es una postal ante los ojos del viajero. Al llegar a la ciudad, se nota inmediatamente la diferencia con otras ciudades del país. Lo primero que impresiona al visitante es el orden y limpieza. Tiene una industria turística importantísima con moderna hotelería, variado servicio gastronómico, extraordinarios servicios de campings, cabañas, posadas y bungalows con todas las comodidades recreativas entre las sierras más antiguas del mundo. Sus productos regionales se caracterizan también por la diferenciadora calidad de sus quesos, salames, alfajores, tomates y pimientos secos, mermeladas y todo tipo de fiambres. Tandil ofrece también un dinámico movimiento cultural y no podemos dejar de mencionar a la Universidad que se encuentra en un espacio de 53 hectáreas al oeste de la ciudad. El sólo hecho de trasladarse al Campus Universitario excede la posibilidad de un recorrido de rutina. Se trata de un paseo entre las bellezas de la zona suburbana y el descubrimiento final de un ámbito cuyo marco lo convierte en un lugar digno de ser conocido. Funcionan en el Campus las facultades de Ciencias Veterinarias, Ciencias Económicas, Ciencias Exactas y Ciencias Humanas. Pero, desde el punto de vista turístico, la frutilla de este postre llamado Tandil es La Posada de los Pájaros, situada a 6 km del centro y elegido en principio por estar en la zona más variada y exótica del país, en lo alto de las sierras que le dieron el nombre. Esta posada alejada de las grandes ciudades, pero no aislada, tiene un microclima estimulante sobre el nivel del mar, tibio de día y fresco durante la noche. Posee 18 habitaciones y 2 suites, todas con balcones cargados de flores mirando a las sierras. El spa, considerado el mejor de Argentina, brinda la posibilidad de esparcimiento durante los momentos libres como caminatas, gimnasio totalmente equipado con aparatos fijos, pileta climatizada cubierta, piscina exterior, jacuzzi, sauna seco o húmedo con vista a las sierras (pensado así para los que sufren de claustrofobia), sala de lectura, canchas de paddle, tenis, bochas, vóley, fútbol y mountain bike. El lugar posee también su propia huerta, viñedos, granjas y caballerizas. La cocina de La Posada de los Pájaros, consigue en poco tiempo la reconciliación con la ceremonia de la mesa. Todo es sano, pero fundamentalmente, imaginativo, ocurrente, vigoroso y libre de culpas. Alimentos nutritivos, en forma natural, equilibrada y gustosa, proporcionando la máxima vitalidad y fuerza que el cuerpo necesita. En La Posada todo es confortable, decorada con muy buen gusto. Todo proporciona calma, tranquilidad, bienestar y alegría al escuchar el canto permanente de los pájaros. El mejor consejo para los que la visiten es prestar el cuerpo a los mimos de manos expertas, cremas y agua tibia. La Posada brinda tres tratamientos importantes: relajación corporal, belleza y adelgazamiento, ya que es un lugar destinado a mejorar el cuerpo y exaltar el alma. El plan de trabajo inicial está en manos de profesionales que realizan un examen médico al ingresar al spa con ficha de evaluación física e historia clínica de vida; cálculo de calorías; índice de masa corporal y riesgo cardiovascular; control médico de patologías preexistentes; insuficiencia circulatoria (dopplerbidireccional); indicación de actividades físicas a desarrollar; asistencia médica según requerimiento del paciente; evaluación de factores de riesgos; desórdenes metabólicos y de estrés. Su propietario es Ricardo Giovannetti y el director, Gustavo D'Giorgio. Todo el personal está a disposición permanente de los huéspedes para hacer de la estadía en ese lugar uno de los mejores momentos de nuestras vidas. Una vez más Relais Chateaux sigue fiel a las 5 "C" que constituyen una tarjeta de visita de calidad y una manera de hacer que la clientela permanezca ligada para siempre: cortesía, calidez, carácter, calma y cocina.
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