Juan Carlos Gallozo se había escapado el 26 de marzo del año pasado de la comisaría 6ª junto a otros cinco reclusos. Había sido procesado en ausencia por los delitos de privación ilegal de la libertad agravada, violación calificada, rapto y robo con armas. Estaba imputado en dos episodios ocurridos en enero pasado, cuando dos grupos de hombres armados sorprendieron a dos parejas de novios, las inmovilizaron y después violaron a las chicas. Ayer a la medianoche fue baleado en su precaria vivienda de Villa Gobernador Gálvez, pero el hallazgo de la policía del recorte de una página La Capital con su foto en su casa le jugó una mala pasada: pese a que dio un nombre falso fue reconocido y quedó internado con custodia policial.
Todo se inició en la medianoche de ayer cuando un joven baleado ingresó al hospital Gamen de Villa Gobernador Gálvez. Dijo llamarse Mario Ledesma, de 22 años, y que había sido herido por un hombre que quiso robarle su bicicleta a algunas cuadras del centro asistencial, en Comandante Espora entre San Juan y San Luis de esa ciudad.
Cuando la comunicación del hospital llegó a la comisaría 29ª para notificar el arribo del joven herido, el titular de la seccional, José Abraham, estaba planificando junto al subjefe del Comando Radioeléctrico el patrullaje en la zona. Entonces una brigada de la dependencia policial fue al lugar para investigar el episodio, pero los numerosos vecinos que estaban en la vereda les aseguraron a los policías que allí no había ocurrido nada.
La versión de los habitantes de la barriada les pareció creíble a los policías: el sitio estaba iluminado por lo que era verosímil que el suceso no se hubiera registrado allí. Entonces los agentes fueron al domicilio que había dado Ledesma: era en la villa Costa Esperanza, situada a pocos metros del río Paraná.
Los agentes recorrieron la calle José Ingenieros sobre la que se levanta el asentamiento en búsqueda de los familiares del joven herido, para informarles lo que le había ocurrido, pero ningún vecino conocía a Ledesma. Esto despertó la sospecha de los investigadores que presumieron que la versión del joven herido comenzaba a desmoronarse.
Por un nene de 8 años
Pero en medio del operativo un dato que brindó un habitante de la villa destrabó la búsqueda: el informante les dijo a los policías que el joven había sido herido en uno de los ranchos. Cuando los agentes llegaron a la vivienda estaba desocupada con la luz encendida, pero poco después se contactaron con Rafael, un chico de 8 años que había presenciado el suceso. El nene comentó que su tío de nombre Carlos había sido baleado por un "hombre alto y de pelo largo" en el interior de la casa. "El chico comentó que escuchó los ladridos de los perros y que cuando corrió la cortina vio a su tío herido", indicó el comisario Abraham.
Los policías recorrieron el rancho: divisaron manchas de sangre en el suelo y un DNI a nombre de Juan Carlos Gallozo sobre una mesa pero sobre el mueble había una página recortada de la edición del 20 de mayo pasado de La Capital. Allí aparecía una foto de un hombre de 22 años que era buscado por la policía y la Justicia ya que estaba acusado de dos violentos episodios de violación ocurridos en enero pasado.
Cuando los agentes cotejaron la foto del documento de identidad con la publicada por este diario ya no les quedaron dudas: se trataba de Gallozo. Un vecino trasladó en su remís al joven herido al Hospital Gamen y desde allí fue derivado con un balazo en el estómago al Hospital de Emergencias, donde fue operado y anoche permanecía internado en grave estado con custodia policial.
Gallozo se había fugado junto con otros cinco detenidos, quienes luego fueron recapturados en sucesivos operativos.
Los fugados habían sido identificados como Juan Carlos Platcha, de 39 años, procesado por los delitos de violación y homicidio; y Ricardo Miguel Gómez, de 18, acusado de homicidio, tentativa de homicidio e incendio intencional.
También Ramón Ignacio Núñez, de 21 años, por violación y robo calificado; Alfredo Emilio Simón, 36, por violación, y un joven de 17 años, detenido por robo calificado, quienes habían huido por un boquete realizado en una de las paredes del penal que comunica a un galpón lindero.
La Ciudad
