Año CXXXIV
 Nº 49.001
Rosario,
jueves  18 de
enero de 2001
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La Corte Suprema de Justicia había autorizado que el parto fuese adelantado
Murió a una hora de nacer el bebé que padecía una anencefalia
A la madre le practicaron una cesárea, aunque los médicos habían tratado que el alumbramiento fuese natural

El bebé que sufría una anencefalia murió ayer, a poco más de una hora de haber nacido, luego que a la madre se le practicara una cesárea. Los médicos que atienden a la mujer debieron esperar un pronunciamiento de la Justicia para adelantar el parto. La criatura, un varón de 1,650 kilogramos no tenía posibilidades de sobrevida extrauterina, según el diagnóstico de los médicos, que se apoyaban en exhaustivos estudios.
El parto se produjo ayer a las 9.35 de mediante una operación de cesárea. El niño murió a las 10.50 por un paro cardiorrespiratorio, según indicó Ricardo Illia, subdirector de la maternidad Sardá, del barrio porteño de Parque de los Patricios. La madre, mientras se reponía de la intervención, fue informada de inmediato del deceso de su hijo.
El directivo de la maternidad, al anunciar el nacimiento, había adelantado que el bebé, -un varón, sexo que se pudo establecer pese a sus genitales ambiguos- "inexorablemente estaba condenado a morir a raíz de las gravísimas malformaciones que sufrió durante su gestación.
Al describir el estado de salud del pequeño, Illia explicó que "es un ser que tiene una anomalía severa, un color que revela dificultad ventilatoria, respiración imperceptible y de a ratos hace como un esbozo convulsivo, pero luego vuelve a la situación de reposo e hipotonía absoluta"

"Se respetó su dignidad"
El pequeño fue ubicado en una cuna "respetándose su dignidad humana pero sin asistencia, esperando lo que inexorablemente ocurrirá, es decir su muerte", dijo Illia a poco del parto. Luego de más de una hora, el médico confirmó el fallecimiento del chiquito. El facultativo explicó que "al recién nacido" -prefirió llamarlo así en lugar de bebé- "no se le da asistencia porque es imposible que tenga vida, se puede reanimar a un recién nacido con una patología que, una vez superada, va a tener un proyecto de vida, pero en este caso no están dadas las condiciones".
La madre vio durante unos cinco minutos al pequeño aunque no lo pudo tener en sus brazos. "Su dignidad humana debe ser respetada pero no amerita medidas de reanimación porque inexorablemente va a fallecer en cuestión de horas", sintetizó Illia en su primer informe.
Una hora y cuarto después de nacer, el chiquito murió. El facultativo explicó que fue necesario recurrir a la cesárea para provocar el nacimiento porque tras 36 horas de trabajo de dilatación "no había modificaciones en el cuello del útero y no tenía sentido seguir porque había que aumentar exageradamente la estimulación del útero y esto significaba riesgos".
El padre del bebé resolvió someter al pequeño a una autopsia, pero en cambio -según Illia- "no se planteó en ningún momento" la posibilidad de una donación masiva de órganos.
La mujer "se encuentra bien, recuperándose tras la operación" y permanecerá internada entre 72 y 96 horas antes de ser dada de alta. Illia explicó que la cesárea a que fue sometida ayer la mujer no debería generarle problemas futuros en su manifestada voluntad de volver a embarazarse.

Un fallo polémico
La semana pasada la Corte Suprema de Justicia votó a favor del pedido de la madre: inducir anticipadamente al parto a partir de la patología el feto. Cinco jueces se expidieron a favor y tres en contra. Los jueces que votaron a favor mayoritariamente dieron cuenta de que el feto se encontraba en su séptimo mes de gestación por lo cual, médicamente, el bebé podría nacer con vida.
El caso lanzó el debate, del que también participó la Iglesia. El primado de la Argentina y arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Bergoglio, subrayó que "no se malinterprete el fallo" y se lo confunda con un permiso a un aborto



Illia, de la maternidad Sardá, explicó el caso.
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