Año CXXXIV
 Nº 49.001
Rosario,
jueves  18 de
enero de 2001
Min 22º
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cartas
Indiferencia por la muerte de un médico

No hay nada más triste en la vida que olvidarnos de aquellos seres que han significado algo relevante para la sociedad. Con asombro y dolor lamenté que muchos colegas, amigos, instituciones, y hasta pacientes hayan permanecido en una total indiferencia y silencio ante la pérdida física del doctor Miguel Angel Hadad. Personalmente quiero rendirle un pequeño homenaje a su trayectoria. Tuve el privilegio de conocerlo durante años, fue nuestro médico de familia y amigo. Un ser realmente maravilloso, con un don poco común del medico actual. Dedicado al estudio de la medicina en general, investigaba hasta el mínimo síntoma. El doctor Hadad fue jefe de la sala 12 del Hospital Centenario y docente que amaba a su alumnos. Ahora todo ha terminado, él se fue. Los que lo olvidaron quizá no puedan responder a su propia conciencia.
DNI 2.456.514


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