Año CXXXIV
 Nº 49.000
Rosario,
miércoles  17 de
enero de 2001
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Un reclamo por mejor calidad ambiental que nunca termina
Puente Gallego, en medio de un basural
Los vecinos dicen que el barrio está condenado a la contaminación por los residuos que incluyen químicos

"Acá vivimos con olor a podrido". La frase, dicha por un vecino de calle Camino Viejo a Soldini, puede escucharse de boca de cualquiera de los cinco mil habitantes de Puente Gallego. Es que desde hace años, a partir de la instalación de los rellenos sanitarios Gallego I y II, las 3,5 toneladas de basura que se generan cada día pasaron a integrar la geografía del barrio. Esto se tradujo en problemas respiratorios, alergias, enfermedades de la piel e interminables reclamos de los perjudicados ante la Municipalidad de Rosario y la Justicia. "No tenemos salida, es un barrio condenado a la contaminación", se lamentó Juan Ramón González, habitante de la zona.
El camión de la basura toma Camino Viejo a Soldini, cargado de residuos, transita esa calle hasta el relleno sanitario, descarga y vuelve por calle Copacabana. El ritual se reitera unas doscientas veces al día, según los vecinos. Mientras tanto, como si fueran espectadores de una película que nunca quisieron ver, miles de habitantes de la zona miran impotente esta situación.
En septiembre de 1994 la Municipalidad compró 10 hectáreas para instalar el Gallego I. Un año después adquirieron 35 hectáreas más para el Gallego II. "Las 45 hectáreas de ambos rellenos conforman un predio tan grande como este barrio, pero somos discriminados porque nadie repara en nosotros", dijo Nidia de González.
Susana Quesada, también del barrio, aportó un dato más que significativo. "Hubo dos familias de la zona que fueron a sacar un préstamo por 2.000 o 3.000 pesos y pretendieron hipotecar sus casas. Pero se encontraron con que en el banco no les reconocieron la propiedad por estar ubicada a tres cuadras de un basural a cielo abierto", advirtió la mujer. Y agregó: "Hoy todos los propietarios vivimos en casas a valor cero. Paradójicamente el trabajo de una vida fue a parar a la basura".
Juan González vive desde hace diez años por Camino Viejo a Soldini con su familia. Su hijo va a la escuela Nº1.102 Sargento Cabral, que también queda por esa calle. El sostiene que el barrio está condenado a la contaminación "por 150 años". Y lo puede explicar: "Los residuos no se degradan de un día para otro. Aquí se tiran todos los días productos químicos, fosforados y altamente tóxicos".
Su queja llegó hasta el Concejo Municipal, pero no se definió nada. "El Concejo pidió un estudio ambiental hace dos años y lo vienen pateando de un año para otro. Tenemos estudios de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que confirman que los residuos tienen una cantidad importante de plomo", protestó.
Incluso, destacó que en el barrio hubo casos comprobados de miasis -enfermedad transmitida por las moscas-; que en 1997 hubo un caso de cólera, y que en 1998 "se saturaron los centros de salud de la zona con gente con problemas respiratorios". A esto se agregan decenas de casos de alergia y distintas reacciones en la piel.
González recordó que los reclamos de los vecinos para que se traslade el relleno sanitario llegaron hasta la Justicia. "No tuvimos suerte, todos nuestros planteos siempre cayeron en saco roto y la mayoría de nuestras demandas están paradas por cuestiones políticas", consideró.
Pegadas a Gallego II hay decenas de hectáreas sembradas. "Hemos hablado con concejales para decirles que esas verduras también corren riesgos ambientales. Y ahí los perjudicados no somos sólo los vecinos de Puente Gallego, sino cualquiera de la ciudad de Rosario", afirmó Nidia de González.
"Es increíble", agregó la mujer, "pero nos encontramos con que la salud de la población pasa a ser un tema menor en esta ciudad. Vamos a ir a presentar nuestro caso en Unicef, puede ser que allí sí consideren este problema que verdaderamente atenta contra nuestros derechos humanos", concluyó.


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