Año CXXXIV
 Nº 49.000
Rosario,
miércoles  17 de
enero de 2001
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El elegido de la semana
Música de un navegante
Raúl Carnota presentó un álbum con el que reafirma su inquietud renovadora

Marcelo Menichetti

Escenario
Raúl Carnota es un músico que, nacido del riñón folclórico, nunca esquivó los desafíos. Deliberadamente busca nuevas formas para traducir el mensaje de la tierra ya que necesita de la innovación como vehículo para poder transitar el camino creativo. Este nuevo disco fue grabado en una de las sesiones de los martes que el músico ofreció en Oliverio All Way, un refugio de Buenos Aires, en marzo de 1997. Allí tocó en enero de aquel año acompañado por sus antiguos camaradas: el rosarino Eduardo Spinassi al piano y Rodolfo Sánchez en percusión y fue grabado por el sonidista Tony Rodríguez.
La placa comienza con "Memoria adentro", una milonga campera sentenciosa y con la forma exacta de ese ritmo que amerita las reflexiones y sigue con "Cuando muere el angelito", de Marcelo Ferreyra y Eugenio Inchausti, -con una introducción rockera-; las "Zambas de Anta y Lozano", ambas de Leguizamón y Castilla y una obra de Chacho Muller, el más importante compositor rosarino de folclore: "Creciente de nueve lunas".
"Coplas sin luna", otro de los temas de la primera etapa del creador, resalta su ritmo clásico para tocar y propio para cantar, con contratiempos provocadores y muy efectivos. Siguen las "Coplas del rencoroso", zamba de Jorge Calvetti y Carnota que tuvo versiones del mismo intérprete que fueron más felices.
La pasión del músico de meterse con los clásicos lo llevó a evocar a "La vieja", de los Hermanos Díaz. Carnota atraviesa la chacarera como una flecha, conservando su personalidad intacta y la del tema también. Tras una introducción de percusión y guitarra jugando un diálogo que hace de guía el tema busca una originalidad que no puede evitar la forma clásica, porque la esa forma es la perfecta.
Regresando a las composiciones propias "Sólo luz", se desgrana con guiños hacia el jazz desde el piano. La voz de Carnota surge pintada con colores netamente bluseros. El tema queda descentrado del eje del disco, pero es parte de la oferta de Carnota. Alguna vez fue un aire de huayno. Hoy, perdida la cadencia, ya no se sabe. Después los músicos se explayan con "La bolivianita", un tema anónimo, muy tradicional en versión lúdica, con interesantes juegos instrumentales. En el mismo carril se anota "Debajo de la morera", la zamba de Virgilio Carmona que Carnota ofrece en una versión que no encuentra nuevos giros.
"La casi trunca" y "Como flor del campo", ambos de Carnota, son cantados con los nuevos vientos que soplan en su estilo. La evocación de temas tradicionales se completa con "Santiago manta", de los Hermanos Abalos; "Chacarera de un triste", de los Hermanos Simón y "Viene clareando", de Atahualpa Yupanqui, versión extraña y muy ornamentada de un tema que tiene valores musicales que hacían innecesario tanto floreo instrumental.
"Sólo los martes" es un disco evocativo que ofrece nuevas miradas sobre composiciones que signaron los comienzos de la carrera solista de Carnota. El resultado es un disco con algunas buenas versiones y otras que conocieron momentos más felices.


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