Luis Digiano
Con la amenaza de una tormenta que finalmente no se desató y con 38 grados de temperatura media, se desarrolló el sábado la segunda velada de la tercera edición de Rock in Rio con brillantes performances de Foo Fighters y REM, y un opaco concierto del norteamericano Beck.
Alrededor de 200 mil personas vibraron en la segunda noche de un festival que va creciendo en potencia, y que anoche tuvo como principal protagonista al regreso del grupo Guns N'Roses, liderado por un más misterioso que nunca Axl Rose.
Bajo el eslogan Por un mundo mejor, la tercera edición de Rock in Rio había comenzado el viernes convocando a unos 180 mil espectadores quienes hicieron tres sentidos minutos de silencio pidiendo por paz y entonaron luego la canción de John Lennon Imagine junto a Gilberto Gil y Milton Nascimento. En esa oportunidad además se llevaron a cabo las actuaciones estelares de James Taylor, Daniela Mercury y Sting, entre otros artistas.
Con una audiencia dominada por personas más jóvenes y rockeras que en la primera jornada, la primera parte del extenso show resultó una fiesta gracias a la vibración aportada por el grupo Foo Fighters.
Durante poco más de una hora y media, la agrupación liderada por Dave Grohl (ex baterista de Nirvana, ahora devenido en guitarrista y cantante) desplegó todo el arsenal de los temas que componen su álbum There is nothing left to lose.
Toda la potencia de Grohl fue bien acompañada por los músicos Christopher Aubrey Shiflett, Nathan Gregor Mendel y Oliver Taylor Hawkins, este último también baterista de la trovadora canadiense Alanis Morissette.
La combinación de rock duro con rap y hip-hop, cautivó a un entusiasta público que no dejó de vivar a la banda y hasta aceptó con risas un eructo del ahora cantante y guitarrista.
Otros de los platos fuertes de la velada fue el grupo norteamericano REM que apeló a su personal rock de vanguardia para desatar el delirio de los fans, que pugnaron infructuosamente por poder llegar hasta el borde mismo del escenario.
Liderado por el vocalista Michael Stipe y el guitarrista Peter Buck, el combo oriundo de Georgia exhibió todo su potencial en temas como Working, Kenneth, Wake Up, At my Most Beatiful, Religion, Pop Song, y el muy solicitado End of the World con el que cerró su aclamada presentación.
La gran decepción de la noche fue la corta y mediocre actuación del estadounidense Beck, quien en su aguardado debut sudamericano naufragó ofreciendo un pálido espectáculo de apenas 50 minutos. Pese a haber llegado con los pergaminos de ser el mejor artista de la última década, Beck se mostró con muy pocas ganas de cantar y acortó un set al que no le aportó ni entusiasmo ni alma.
Sólo las misturas de soul, rap, funk, balada y toques latinos de creaciones como Novakane, Tropicanica, One Foot in Grave y Devil's, cautivaron a un público que se mostró insatisfecho con lo que estaba viendo y escuchando sobre el escenario.
Por su parte y en el comienzo de la velada, la cantante brasileña Cassia Eller, al frente de su poderosa banda, mostró personalidad y desenfado realizando un par de topless en medio de una poderosa actuación, donde el hard rock se enlazó con matices de un virulento hip-hop.
Otro de los números locales que también tuvo su momento de gloria fue la agrupación Barao Vermelho -formación que alguna vez liderara el enigmático Cazuza-, que bajo la batuta del guitarrista e intérprete Roberto Frejat realizó un típico concierto de rock brasileño de mediados de los 80.
La legión brasileña completó su bien recibida performance con la presencia de Fernanda Abreu quien comandando una sólida formación vinculó el hip-hop, el rap, la balada y la música disco.
Anoche, en la tercera y última velada de la primera parte de Rock in Rio y además de la ansiada reaparición de Guns N'Roses, sobre el escenario principal se presentaron los polémicos y populares Oasis, y los locales Papa Roach, Ultraje a Rigor e Ira, Carlinhos Brown y Pato Fu.
| |
La Ciudad
