| | cartas Todos somos culpables
| Hemos comenzado un nuevo año, quizás con deseos de un mejor devenir de nuestro país. Siempre padecemos el momento que vivimos. ¿De qué manera han cambiado los ritmos y tiempos de la vida? ¿Cómo se va deformando cada vez más el cuerpo social, institucional? ¿De qué manera esto repercute a nivel poblacional, cultural del medio que habitamos? Y continuamos echando dardos venenosos hacia los políticos propios, hacia el FMI o hacia los capitales extranjeros, como si la economía justificara el papel de víctima que asumimos, para en algún instante invertir automáticamente la fórmula y pasar a ser victimarios. Cada pueblo tiene el gobierno que se le parece y viceversa. Para alentarnos un poco es necesario tener paciencia, tolerancia, armonía, no dejarse arrastrar por el flagelo epidémico de la ambición frustrante, desgastante, deteriorante de esta sociedad. Sergio Garfinkel
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