| | Editorial Tecnología y futuro
| Si en los tiempos que corren una sociedad como la argentina -es decir; subdesarrollada y en profunda crisis- se queda pasiva a la espera de que le lleguen las oportunidades que merece y con las que se salvará, lo más probable es que acabe sumergida en una depresión aún mayor de la que padece, de la que le resultará por demás difícil salir. El mundo y la época no dan para el paso lento, la visión corta, el instinto de supervivencia y conquista aletargado. Esto es algo que han entendido los organizadores del Polo Tecnológico Rosario, que se han lanzado, entre otros objetivos y con encomiable decisión, a la necesaria tarea de atraer inversiones de empresas extranjeras de base tecnológica; de promover, facilitar y estimular el crecimiento y la capacidad de exportación de las firmas locales, y de estimular alianzas estratégicas entre las empresas y la calidad de producción. Todo sin olvidar el fortalecimiento de la educación en el área tecnológica, y el impulso a la creación de parques tecnológicos y de las denominadas incubadoras de empresas. La positiva iniciativa surgió de una conjunción de voluntades a partir de la experiencia y el análisis descarnado de la realidad, acerca de la cual existe conciencia de la necesidad de su transformación. Se trata, como puede observarse, de una disposición activa hacia la creación de nuevas oportunidades de desarrollo, a partir del gran tema del último medio siglo, que es el de la explosión informática y su arrasadora incidencia en todo lo que tenga que ver con la tecnología. Gobiernos, universidades, fundaciones y numerosas empresas y consultoras privadas locales son las que han comprometido inteligencia, dinero, tiempo y trabajo con el alto y visionario objetivo de convertir a a la ciudad en un centro de atracción e irradiación de la más alta tecnología posible. Con ese fin, ya está previsto para el mes de marzo próximo el desembarco en Buenos Aires, que posteriormente se reiterará en otras ciudades, tanto del país como del extranjero. Sin dudas que el proyecto Polo Tecnológico Rosario llegará a buen puerto. Ello será así tanto como los organizadores y promotores inviertan su talento y esfuerzo. Si finalmente se produce de ese modo, el futuro sabrá retribuir tanta entrega.
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