Ya me siento mejor y pronto vuelvo al país, le dijo ayer el gobernador Carlos Reutemann a La Capital en Nueva York, donde se repone milagrosamente, según su propio decir, de la compleja cirugía de columna a la que fue sometido el martes último. Con la voz apagada y esforzándose por hablar lo justo y necesario para no contrariar la prescripción médica, el Lole adelantó a este diario la fecha de su retorno a Santa Fe, todo un síntoma de su inmejorable estado de ánimo: El sábado estoy pegando la vuelta, aseveró.
Desde el viernes al mediodía, en que recibió el alta que le firmara el médico rosarino Federico Girardi -quien lo operó junto a su colega norteamericano Frank Cammisa- Reutemann se encuentra alojado en el hotel Península, ubicado en las cercanías de la afamada Quinta Avenida.
El viernes realizó su primer paseo post operatorio por el Central Park, apenas abandonó el Hospital for Special Surgery. Ayer volvió a recorrer las calles neoyorkinas y luego realizó la nota con este diario, en medio de una fría aunque agradable jornada.
Acorde el riguroso dictado climático, el Lole salió ayer muy abrigado de su hotel, vestido de oscuro, sobretodo y borceguíes. Cuando los lectores vean las fotos pensarán que está saliendo a esquiar, le dijo La Capital. No, todavía no estoy para eso, respondió jocoso, para acotar su satisfacción por que ya no siente ningún dolor.
-¿Qué significó dejar atrás los días de sufrimiento?
-No quiero ni acordarme de esos días.
-¿Eso quiere decir que se siente bien?
-Muy bien, fenómeno.
-¿Pensó que resultaría tan rápido?
-Me habían dicho: lo difícil es antes, después...
-Por suerte todo salió bien.
-Sí, muy bien. Fue una operación compleja pero estoy bien y pronto regreso a la Argentina.
-¿Cuándo?
-Este sábado estoy pegando la vuelta.
-Hubo mucha expectativa de la gente por su operación...
-Pienso que no es así pero, bueno, todo salió bien.
La sesión de fotos se convirtió en una excusa propicia para alterar la rutina de la convalescencia. Cuando se le preguntó si con la operación acabó un mal recuerdo de la última campaña electoral, el gobernador no oye la pregunta. El consejo médico de hablar lo menos posible sirve de excusa para no opinar sobre la política argentina de la que, de ningún modo, está alejado: desde las últimas horas conduce personalmente la estrategia de su gobierno en la controversia desatada con el Ejecutivo nacional a raíz de la distribución de ATN (Aportes del Tesoro Nacional) para municipios y comunas santafesinas. Sin embargo, sus últimas declaraciones a La Capital (cuando admitió que estaba en posición de ser candidato) rebotaron en todos los medios nacionales.
Ante la consulta sobre si su intención es pretender que el presidente Fernando de la Rúa defina la cuestión, Reutemann se limita a responder: En eso estamos, no muy dispuesto a adelantar detalles de la misiva que le escribió al presidente en torno a la cuestión que mañana tendrá a Buenos Aires como escenario. Allí, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, recibirá al vicegobernador, Marcelo Muniagurria; al secretario general de la Gobernación, Domingo Esquivel, y al ministro de Hacienda, Juan Carlos Mercier.
Reutemann, en tanto, continuará toda la semana en el Hotel Península, desde el que se trasladará al hospital para las revisaciones y controles de rutina que, según su propia opinión, confirmarán la favorable evolución que actualmente siente en su cuerpo.
Convivir con el dolor
Antes los dolores me paralizaban, recuerda. Es toda la referencia que quiere hacer al accidente que sufriera cuando acompañaba a Eduardo Duhalde en una caravana proselitista por Rosario el año pasado. Pegó fuertemente con su cabeza contra una baranda de hierro del Duhaldemóvil y un pinzamiento de su tercera y cuarta vértebra se agravó hasta el punto de no poder vivir sin calmantes.
Sonríe al recordar cuánto se multiplicaron a lo largo de todo el año pasado los comentarios en la Casa Gris sobre sus notorios cambios de humor y casi se muestra ansioso por volver a la vida normal que, a raíz de su dolencia, había abandonado por completo. No voy a hacer locuras, asegura, como prometiéndoselo a sí mismo. Por ahora asume con estoicismo el uso del collar ortopédico que debería ser reemplazado por uno menos rígido antes de su regreso.
Reutemann sabe que en su ausencia -en la que recibió la distinción del gobierno de De la Rúa al incorporarlo al directorio de Educ.ar, el programa informático educativo nacional- la única descortesía que recibió fueron las declaraciones de Duhalde, para quien el Lole no se anima. Una expresión que casi suena a desafío para el mandatario santafesino.