Javier Felcaro
Este es un gobierno neoconservador. La definición, lapidaria, de la diputada Alicia Castro (Frepaso) refleja la posición de un grupo de legisladores oficialistas -paradójicamente bautizados disidentes-, que no deja de machacar que la administración de Fernando de la Rúa olvidó al costado del camino mucho de lo prometido más de un año atrás. Si la controvertida reforma laboral y la rebaja salarial actuaron como detonantes de las primeras diferencias, los cambios en el régimen jubilatorio vía decreto presidencial las potenciaron. No se pueden tomar medidas contra la gente y los partidos que integran la Alianza, aseveró Castro durante una entrevista con La Capital. Pero la legisladora tiene más motivos para mostrarse crítica. Según afirmó, el gobierno, a través de la creación de una comisión para adecuar la ley de asociaciones sindicales a los reclamos de la OIT, apuesta -nada más ni nada menos- a la pulverización de los gremios. -El Ministerio de Trabajo dio señales de acercamiento para discutir la reforma previsional. ¿Esto evitó que la cuerda se tensara al máximo? -No, yo me atengo a lo que afirmó Chacho Alvarez: La reforma previsional es el límite de la Alianza. También dijo que es evidente que el partido no incide en las medidas vitales que toma el gobierno y, cuando estas decisiones perjudican a varios miles de ciudadanos, creo que tenemos que pensar con mucha seriedad cuál es el camino a seguir. -Si la convocan, ¿se sienta a conversar? -Yo siempre estoy predispuesta al diálogo. Es lo que le hace falta a la sociedad. En medio de esta crisis no se pueden tomar medidas contra la gente y los partidos que integran la Alianza. Y lo que no hay que hacer es sacar un decreto obviando al Parlamento, la representación ciudadana. -Es curioso: primero sale el decreto y después se llama al diálogo. -Por ahora, la experiencia que hemos tenido en el Frepaso con la reforma laboral y la rebaja salarial es que el gobierno y los funcionarios pretenden que aceptemos hechos consumados. Esa es la visión de diálogo que tiene la gestión de Fernando de la Rúa. -Muchos comparan con ironía los decretos de De la Rúa con los de Carlos Menem. -Este es otro de los temas con los cuales esta gestión tiene un continuismo con la anterior. En realidad, este es un gobierno neoconservador y no creo que sea aburrido ni que no tenga decisión, o que esté confundido. Además, no hay un cambio de rumbo. -Rodolfo Terragno negó que la reforma jubilatoria sea un requisito para lograr el blindaje financiero. -Coincido con Terragno en ésta y en muchas otras cosas. Creo que es una sobreactuación frente a los organismos multilaterales de crédito. De todos modos, el FMI y el Banco Mundial le exigen a la Argentina cosas que no le pedirían a otro país. También nosotros les damos cosas que ninguna Nación seria les entregaría. Pero insisto: las cosas están y continuarán muy mal hasta que haya un cambio de rumbo. -Eso parece imposible: la sombra de Domingo Cavallo ronda la Casa Rosada... -Cuando el gobierno convoca a dirigentes, en realidad no procura consenso o pluralismo. Sigue buscando actores de derecha. A mí me asombró mucho el acercamiento a Cavallo, quien se disputa la paternidad del modelo que profundizó la brecha entre ricos y pobres, destruyó la clase media, desarmó el aparato productivo y extranjerizó la economía. Es insólito, después de todo eso lo llaman. Es como si fuese un premio. -¿El gobierno realmente quiere modernizar o democratizar al sindicalismo? -No se está persiguiendo la democratización de los sindicatos, algo perfectamente posible dentro de las leyes vigentes. Lo que se quiere hacer es pulverizarlos para que los trabajadores tengan aún menos fuerzas para negociar lo que queda de sus derechos residuales. Los gobiernos radicales siempre se caracterizaron por una pésima relación con el gremialismo. Además, creo que tienen alguna influencia los jóvenes cercanos al presidente y los extranjeros que lo aconsejan sobre campañas publicitarias. Permanentemente hacen campaña contra el sindicalismo. Es algo irresponsable, porque después viene la segunda parte de esta estrategia, cuando el Coti Nosiglia se sienta en un cuarto oscuro a negociar con Luis Barrionuevo. -Lo cierto es que la gente sigue esperando al menos una medida popular. -En realidad, este es un gobierno antipopular. Lo digo con toda franqueza. Por eso creo que es necesaria la reformulación de un movimiento popular y soberano. Una alternativa plural que no es la que está presentando la Alianza con las medidas injustas que promueve. Son liberales en lo económico y profundamente autoritarios en lo político. Por eso gobiernan por decreto y han recurrido a la corrupción.
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