Las braceadas cortando el agua y abriendo el camino hacia el punto de llegada. La concentración como elemento vital para no perder la calma. Una vez más se revivió la destreza del hombre en la naturaleza. Fue en la 66ª edición del Cruce del Puerto, correspondiente a la tercera fecha del campeonato Argentino de Aguas Abiertas, y en donde Matías Cenoz, del club Regatas Rosario, y María Celeste Puñet, de Gimnasia y Esgrima Santa Fe, reflotaron el coraje de entregar todo de sí para disfrutar el significado de llegar primeros a la meta.
Es el único instante donde los nadadores dejaron volar su mente y las ideas se entrecruzaron, alborotadas, tratando de recordar en un pequeño instante todas las horas de sacrificio, y a los pocos que los acompañaron en esta cruzadas. Por lo menos así lo manifestó el ganador, que no pudo contener las lágrimas y las dejó escapar, con los puños en alto, y el agradable sonido de los aplausos, que partieron del importante número de personas que se agolparon frente a las costas del club Náutico Sportivo Avellaneda.
Y el llanto se entiende. Ganar la competencia más antigua del mundo no es poca cosa. A Cenoz la prueba le había sido esquiva en anteriores ocasiones. Sus mejores posiciones habían sido un tercer y quinto puesto. Quizás eso explica la emoción del final. A lo que se suma que no era uno de los favoritos en los cálculos previos, ya que los candidatos eran Damián Blaum y Rafael Pérez. Pero el rosarino sacó pecho en su ciudad y se quedó con la victoria.
Arranque veloz
Para sorpresa de varios de los nadadores, el comienzo de la carrera, en el pontón Bella Vista de Puerto General San Martín, fue demasiado fuerte. Presagiando que no era lo ideal, algunos prefirieron cuidarse esperando que al promediar la competencia, los que tuvieron un mayor impulso en el inicio se agotaran. Así lo pensó Matías Cenoz y eso fue lo que ocurrió.
Ubicado en el octavo lugar, el nadador de Regatas comenzó a superar rivales, y a la altura de Celulosa Argentina pasó al líder, Damián Blaum, de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Tomó la posta y no la dejó más.
Con ritmo vertiginoso pasó por debajo del puente Rosario-Victoria, pero la proximidad de sus contrincantes llevó a que su entrenadora, Liliana Nasembein, que le servía de guía, golpeara con fuerza un palo que tenía en su poder contra el borde del bote para que agilizara su andar -ver aparte-.
Más atrás, la santafesina María Celeste Puñet luchaba a brazo partido para no perder de vista al lote de punteros y logró colocarse en el octavo lugar de la clasificación general. Una vez más, la nadadora de Gimnasia y Esgrima de Santa Fe se acercaba a un nuevo triunfo, repitiendo el título alcanzado en la edición anterior del Cruce del Puerto.
Las posiciones no sufrieron variaciones. En la postal del recuerdo quedará el arribo de Matías Cenoz, que bañó su rostro de lágrimas, y la sonrisa habitual de María Celeste Puñet, que con sus jóvenes 17 años ya está familiarizada con el triunfo. No fue más que la historia de dos gladiadores del agua que se encontraron con la gloria.