Año CXXXIV
 Nº 48.996
Rosario,
sábado  13 de
enero de 2001
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cartas
Para quién escriben los poetas III

Voy a tomar una cierta distancia de los conceptos de los señores Gershanik y Camacho, quienes escribieron en esta sección sobre Para quién escriben los poetas. Una distancia constructiva, eso sí. No es absolutamente preciso que los poemas sean escritos de una forma sencilla y clara. Encontraremos poemas que generan en el lector la percepción de lo intrincado, hermético, complejo, hasta cenagoso. Puede subsistir en ellos sin embargo, ese efecto poético. La sensación de que se trata de poesía inevitablemente. Inexplicable, pero inconfundible más allá de la forma. Las palabras nacen, crecen, se gastan y se transforman en ideas. Se automatizan. La poesía es, esencialmente, un retorno a la palabra en sí misma. Es un reencuentro con la palabra como si esta poseyera la frescura de recién inventada. Ahí la toma el ser humano y la utiliza, como dice el señor Camacho, para expresar sus sentimientos innumerables. Y a veces, no siempre, el resultado es poesía. Una vez que un poema sale a peregrinar por el mundo, ejercerá efectos distintos a los que intentó imprimirle su mano creadora. Cada lector lo hace suyo. Arriesgo que los poetas, sin embargo, no escriben para nadie. En última instancia, (apostaría), a que apoyados en las profundidades o en las orillas del alma, los poetas escriben para ellos mismos.
Pablo Crimi


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