| | Panorama Europa: crisis política por las vacas locas Renunciaron dos ministros de Alemania. El gobierno de ese país quiere centrar la atención en el consumidor
| El rebrote del mal de la vaca loca en Europa llegó a hacer trastabillar hasta el propio gabinete del gobierno de Alemania. Esta semana, el gobierno de ese país designó a la nueva ministra de Agricultura, Renate Künast, en reemplazo de Karl-Heinz Funke, quien renunció ayer junto con su par de Salud, Andrea Fischer, tras las denuncias de negligencia en el manejo de la crisis provocada por esta enfermedad. Los cambios apuntan a dar un giro a la política desarrollada hasta este momento en el país y concentrar la atención en el consumidor por sobre los intereses de los agricultores, un sector de peso en la economía alemana. La flamante ministra estará al frente de un departamento al que el primer ministro Gerard Schroeder dotó con mayores competencias de las que tenía hasta ahora, preocupado por centralizar en este ministerio todos los asuntos relacionados con la protección de los consumidores. Künast que se desempeñó hasta ahora como co-presidente del partido de Los Verdes y quien no tiene experiencia en este campo, manifestó no temer al nuevo reto y esbozó como objetivos inmediatos la recuparación de la confianza de los consumidores con la producción de alimentos seguros, la búsqueda de fórmulas para garantizar la supervivencia económica de la agricultura y reorientar la política agraria hacia un cultivo más ecológico. Schroeder dijo que la crisis que llevó a las precipitadas renuncias de sus anteriores colaboradores mostró que toda la industria agrícola alemana debe ser reestructurada con un punto de vista enfocado en el consumidor. Ya es tiempo de que la agricultura esté también conectada con la protección alimentaria y del consumidor, señaló Schroeder. La posición del canciller alemán chocó con la postura del primer ministro de Baviera, el socialcristiano Edmund Stoiber, quien reclamó al gobierno alemán luchar a nivel europeo por la misma redifinición de la producción agrícola que pretende imponer Alemania. Stoiber expresó su preocupación por las desventajas que tendrán los agricultores alemanes en el mercado internacional cuando se vean obligados a ecologizar los procesos de producción. El mandatario se mostró escandalizado por el estilo indiscutible del gobierno alemán que En 1999 reclamó a los agricultores una mayor competitividad -abaratar la producción- para exigir ahora justo lo contrario. La renuncia de los ministros alemanes se produjo luego que el semanario Der Spiegel revelara que el ministerio de Salud a cargo de Fischer tardó seis semanas en hacer llegar al de Agricultura un informe de la Unión Europea (UE) que alertaba que en Alemania no se estaba dando la importancia adecuada al peligro de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (BSE). En ese país ya se descubrieron nueve casos de reses BSE y los veterinarios estiman que ésto es sólo el principio. La renuncia de los funcionarios alemanes se dio al tiempo que Comisión Europea espera informes sobre los tests de detección del mal por parte de los Estados miembros de la UE. La Comisión reclamó a los quince miembros que comuniquen los resultados obtenidos desde principios de año, con el fin de evaluar la situación del mal. Fuentes de la Comisión señalaron que de la puesta en marcha de los análisis dependerá la velocidad con la que se presenten los resultados de los tests que los países deben efectuar desde el 1 de enero, a los animales muertos por causas extrañas. Estos ensayos serán obligatorios para vacunos mayores de 30 meses a partir del 1 de julio. A raíz de la introducción de los test, el número de casos de BSE aumentó en la UE, y en España ya se descubrieron cinco vacas enfermas. A su vez, las organizaciones agrícolas francesas criticaron el retraso que existe en su país por la puesta en marcha de las pruebas de detección. La Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas (FNSA), señaló en un comunicado que el ministro de Agricultura francés, Jean Glavany, no ordenó la ejecución de los tests. En Francia reina el desorden más completo y la puesta en marcha de los análisis es un desastre, sostiene el mensaje de FNSA. Los tests de detección de la enfermedad son insuficientes para hacer frente a la demanda y el número de laboratorios sólo se eleva a quince, la mitad del necesario, añadieron. El resultado es catastrófico: los mataderos están obligados a situar a su personal en paro técnico por falta de tests o de laboratorios y los animales continúan acumulándose en las explotaciones, aseguraron. Los agricultores franceses creen que esa situación podría dar lugar a una situación burlesca, en la que no habrá bastante carne en el mercado para satisfacer la demanda de los consumidores, lo que se traducirá en un aumento de los precios.
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