| | cartas Una cultura olvidada
| Soy rosarina, ex alumna de un colegio privado, arquitecta y profesora de historia. Ejerzo en una escuela rural de nuestra Patagonia, cuyos alumnos son 90 por ciento mapuches y criollos y de los cuales aprendo cada vez que los miro a los ojos. Cada vez que comparto un mate, mirando sus manos oscuras, curtidas y vacías, aprendo cada vez que comprendo todo lo que les debo. Me pregunto qué esperamos para devolverles su lugar en el mundo, qué esperamos para respetarlos y comprender que son personas y que su cultura es distinta, no peor. ¿Qué fue de sus tierras? Acaso con todo el litoral no hay un trozo de tierra productiva que se les pueda devolver, con papeles y con todos los derechos. ¿Qué esperan las autoridades nacionales, provinciales y municipales, qué esperan los organismos no gubernamentales, qué espera la señora Justicia para acomodarse la venda de los ojos, extender su mano y dejar que la balanza se acomode? ¿Qué esperamos para devolverles lo que les robamos, para indemnizarlos por nuestros gestos de indiferencia y menosprecio? Si hoy están en una esquina pidiendo, si los vemos entregados, simplemente es porque ahí los pusimos nosotros. Marisa Scocco
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